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jueves, 28 de marzo de 2013

Relato sexo oficina:Con su jefe

Soy casada y me coge mi jefe del trabajo

Mi nombre es tan común en este país que lo voy a mencionar,
me llamo Guadalupe, tengo 26 años, me han dicho que soy guapa y de buen cuerpo,
soy casada desde hace casi dos años y trabajo como recepcionista en una oficina
de gobierno, mi esposo trabaja en el departamento administrativo de una empresa
constructora que tiene contratos en todo el país y constantemente realiza viajes
cortos, de menos de tres días, a diferentes estados de la república.

Soy una mujer muy fogosa y antes de casarme tuve muchos
novios con los cuales disfruté del sexo en todas las formas posibles, pero desde
que me casé le había sido fiel a mi esposo quien me satisface sentimental y
sexualmente a plenitud, sin embargo mi nuevo jefe en el trabajo me atraía sobre
manera, no es del tipo que se pueda definir como guapo pero si muy varonil, de
unos 35 años, desde que llegó a trabajar ahí ejerció en mí una atracción
inevitable, desde el primer día sentí que su mirada traspasaba mi vestimenta y
me sentía desnuda ante su vista, lo que me excitaba sobremanera y sin
premeditarlo me comportaba coqueta con él.

Mis pensamientos constantemente estaban centrados en él, no
tan solo en cuestiones de trabajo sino también en los días de descanso, incluso
llegué a tener la fantasía de que me estaba cogiendo mi jefe cuando en realidad
estaba teniendo sexo con mi esposo y aunque me reprimía a mí misma de estos
pensamientos me era inevitable volver a tenerlos.

Un día se dirigió a mí diciéndome "Guada", refiriéndose a las
primeras sílabas de mi nombre, automáticamente le conteste en son de broma y de
manera coqueta que no estaba "aguada", que tenia mi cuerpo muy firme y pasé mis
manos por mis nalgas y la parte superior de mis muslos, él tan solo sonríe y
aclaró lo que me había dicho, lo hice a manera de juego pero creo que en
realidad le estaba mandando un mensaje subliminal invitándole a tocar mi cuerpo.

A través de los días la broma fue tomando forma hasta que en
una de esas mi jefe hizo la finta de querer tocar mis nalgas para cerciorarse de
que efectivamente mi cuerpo era firme, me quite diciéndole que me tocara pero en
el brazo no en el trasero, él me dijo en broma que como yo siempre me tocaba las
nalgas él creía que debía ser ahí, ambos reímos pero con cierta picardía que
invitaba a intentarlo nuevamente, se notaba que mis nalgas le llamaban
poderosamente la atención y casi podía sentir su mirada en mis glúteos cuando me
daba la vuelta para retirarme de su oficina e intencionalmente me ponía los
vestidos, faldas y pantalones que mas ajustados me quedaban para lucir lo más
posible mi trasero procurando que se me marcaran las diminutas pantaletitas que
acostumbro usar para provocar aun mas sus miradas y deseos, tal como lo hacia
cuando era soltera y quería llamar la atención de los chico que me gustaban.

Pero no me conforme con ello, me empecé a poner las cortas
minifaldas que ya no llevaba al trabajo desde que me casé, esto para que también
pudiera ver mis muslos y si era posible hasta los coquetos calzoncitos que uso,
por supuesto que dio resultado, su mirada ya no solo se centraba en mis nalgas
sino en todo mi cuerpo haciéndome sentir por momentos como si estuviera
totalmente desnuda, también me desabrochaba los primeros dos botones superiores
de las blusas para que viera la curvatura de mis chichitas que con el brassiere
de media copa se me veían apetitosas y cuando entraba a su oficina a entregarle
algún documento me inclinaba sobre el escritorio para facilitarle que viera mis
senos.

Todo esto dio un magnifico resultado, mi jefe se fue poniendo
más coqueto y atrevido cada día y no cesaba de decirme a cada momento lo "bien
que me veía vestida como lo hacia ahora", cuando esto sucedía me pude dar cuenta
que en su entrepierna se le formaba un "bulto" que inequívocamente era su verga
que se empezaba a poner dura, por cierto que aquel "bulto" era bastante grande.

Un buen día me invito a comer, pero le dije que mejor sería
que fuera al día siguiente que era viernes y tenia tiempo, esto fue a propósito
ya que mi esposo se iría de viaje la mañana siguiente y podría ponerme una
minifaldita que apenas me tapaba las nalgas y un poco de los muslos, me quedaba
perfectamente ajustada a mi cuerpo por ser de likra spandex y porque con ella se
me notarían perfectamente las tanguitas negras que llevaría ese día, por la
parte de arriba llevaría el brassiere que hacia juego con las pantaletas y una
blusita ombliguera para lucir la cintura que siempre la he tenido bien definida
y un arete en forma de corazón que siempre pende de mi ombligo y que me lo
regaló mi esposo cuando recién nos hicimos novios y en él está inscrito su
nombre.

A la mañana siguiente, a temprana hora, salió mi esposo al
viaje y me vestí como lo tenia planeado, al llegar a la oficina llamé la
atención de mis compañeras de trabajo que se encargaron de decirme que me veía
"muy atractiva y sexy", cuando llegó el licenciado, así me dirijo a mi jefe, me
levante para abrirle la puerta, él se quedo boquiabierto y con su morbosa mirada
recorrió mi candente cuerpo de pies a cabeza, en seguida noté que su bulto
aparecía en su entrepierna, me dijo "lo guapa que estaba" y me recordó que
teníamos una cita para ir a comer.

Minutos mas tarde entre a su oficina para entregarle una
correspondencia que había llegado, enseguida me desnudo con la mirada y cosa
rara me invito a sentarme en uno de los sillones que están frente al escritorio,
al sentarme su mirada se posó automáticamente entre mis muslos donde,
seguramente, pudo ver con claridad mis pantaletitas a pesar de las pantimedias
brillantes color chanpagne, ya que éstas acostumbro usarlas del tipo "desnuda"
que quiere decir que no tienen la calzoneta tradicional sino son del mismo
material y textura de pies a cintura, no crucé en ningún momento las piernas
para facilitarle que me viera los calzoncitos durante el buen rato que estuve
sentada frente a él, me imaginaba que tendría la verga bien parada pues a cada
momento volteaba a ver entre mis piernas y con esa faldita tan pequeña era
inevitable enseñarle mi ropa interior.

Llegó la hora de la salida y con ello el momento de ir a
comer con el licenciado, el personal se empezó a retirar y solo quedaba él y yo
así como la chica que vigila los teléfonos en el horario de comida mientras
llega el personal vespertino, salimos de la oficina rumbo al estacionamiento
para abordar su auto, mi jefe caballerosamente me abrió la puerta del auto para
que yo lo abordara, pero también con la intensión de verme las piernas, así que
al subir abrí las piernas lo suficiente para que él pudiera ver nuevamente y
ahora con mas claridad la totalidad de mis muslos y la tanguita que cubría mi
palpitante vulva, durante el trayecto a cada oportunidad mi jefe volteaba a ver
mis extremidades inferiores que por lo pequeño de la falda están al descubierto,
yo fingía no darme cuenta.

Ya en el restaurante mientras comíamos platicamos de varias
cosas y entre ellas de los gustos de cada cual y cuando mencionó que le atraían
las mujeres que usan lencería pequeñita y provocativa, además que le cautivaban
las chicas que tenían mucho vello pubico, en ese momento sin meditarlo, cometí
la imprudencia de decirle que yo siempre usaba ese tipo de lencería y le
describí algunas prendas que uso, diciéndole también que acostumbraba usar
liguero y medias cuando no me ponía minifalda, así mismo le dije que era muy
velluda de la pelvis, él se interesó mucho en eso y en son de broma pero con
mucha malicia me dijo que le gustaría verme con esa lencería y admirar mi monte
de Venus cubierto de vello, le seguí la broma en el mismo tono diciéndole que un
día de estos se lo permitiría. Terminamos de comer y aun cuando insistía en
llevarme a casa insistí en que solo me acompañara a tomar un taxi, cuando éste
llegó, se despidió de mí dándome un beso en la boca que correspondí tímidamente
y al abordar el auto le mostré generosamente entre mis muslos separándolos un
poco mas de lo necesario.

Durante el fin de semana no deje de pensar en él y en todo lo
que estaba sucediendo e inconscientemente volví a tener la fantasía erótica con
él mientras mi esposo me cogía, el domingo por la noche me puse a pensar que
ropa me pondría para ir a trabajar al día siguiente y la actitud que tomaría
ante los hechos sucedidos el viernes anterior, siempre pensando en agradar a mi
jefe y porque no, provocarlo sexualmente, elegí un pantalón blanco que me
quedaba dibujado al cuerpo, sin bolsas por atrás ni por delante y se ajustaba
con un delgado cierre lateral, debajo de él llevaría unas diminutas pantaletas
totalmente de encajes también en color blanco con la finalidad de que se me
marcaran de manera clara para demostrarle el tipo de pantaletas que acostumbraba
usar, en la parte superior, brassiere de media copa elaborado en encajes también
en color blanco y encima una blusita corta semitransparente para que pudiera ver
mi sostén, para evitar preguntas de mi esposo me puse una chamarra larga que me
tapaba todo lo que yo quería enseñar, misma que me quite al llegar a la oficina.

Cuando mi jefe llegó, como de costumbre me levante de mi
escritorio para abrirle la puerta, su libidinosa mirada, como también ya era
costumbre, recorrió mi cuerpo de pies a cabeza, pasaron varios minutos cuando
sonó mi extensión telefónica, era él pidiéndome que pasara a su oficina, al
entrar me dijo que "Que guapa lucia", yo coqueta me di una vuelta completa para
que pudiera verme, su comentario me sorprendió un poco al decirme era verdad lo
que le había dicho el viernes pasado durante la comida refiriéndose a lo
pequeñito de mi ropa intima, sentí un poco de pena pero al mismo tiempo mi vulva
empezó a palpitarme como si ahí tuviera el corazón, había logrado que se fijara
en la forma y el minúsculo tamaño de mis pantaletitas y brassiere.

Se levantó del sillón y tomándome por los brazos intento
besarme en la boca, voltee la cara diciéndole que alguien nos podía ver, él
insistió aclarándome que nadie podía entrar a la oficina sin que él oprimiera el
botón que abre la chapa una vez activado ese sistema, esta vez me deje dar el
beso el cual correspondí un tanto avergonzada pensando en que le estaba siendo
infiel a mi esposo, pero la pasión era mayor que la razón entregándome con
desenfreno a los labios de mi jefe quien mientras me besaba repegaba su "bulto"
en mi vientre y sus manos rodeaban mi cintura, yo le abrazaba por el cuello sin
retirar mi pelvis de aquel "bulto" que se sentía enorme, quise irme fingiendo
una actitud púdica y di media vuelta, mi jefe me sujeto por la cintura estando
de espaldas a él, diciéndome no sé que tantas cosas pero lo único en que podía
pensar en ese momento era en el gran "bulto" que se repegaba contra mis nalgas
haciendo discretas frotaciones que me volvían loca de lujuria, ya que desde que
me casé solo había sentido la erecta verga de mi esposo en semejantes
condiciones, sus manos acariciaban suavemente mi abdomen y me besaba en los
iodos y en las mejillas, yo estaba extasiada sintiendo su erección en mis
nalgas.

Le pedí que dejáramos el cachondeo para mas tarde pues temía
que alguien se diera cuentas que ya me había tardado mucho en su oficina y
sospechara lo que estaba pasando, me retire a mi lugar y al caminar sentí de
inmediato la humedad de mi vagina que ya mojaba mis calzoncitos, la vulva me
latía a mas no poder y un temblorcillo nervioso se apodero del interior de mi
cuerpo, me senté en mi escritorio recordando sus besos pero principalmente en el
tamaño que debía de tener su miembro viril pues aquel "bulto" que pude sentir en
mi vientre y en mis nalgas era enorme.

Había pasado media hora y debía entrar a su oficina para
entregarle una correspondencia que había llegado, me templaban las piernas al
pararme frente a la puerta, toqué advirtiéndole de mi presencia, abrió la puerta
desde el escritorio y pasé, mi jefe ya estaba de pie, fue inevitable dirigir mis
ojos a su "bulto" que seguía impresionante, a su vez él miro mi cuerpo y sentí
como me desnudaba con la mirada, sin decirnos nada solté los papeles sobre el
escritorio y nos entregamos apasionadamente a besarnos en la boca chupando
mutuamente nuestras lenguas, sus manos acariciaban a cada momento un poco mas
abajo de mi cadera casi en mis nalgas, pero solo seguía el contorno de la
tanguita que se perdía entre mis nalgas y por supuesto su verga se repegaba a mi
vientre con mi total complacencia.

Al darme vuelta para retirarme nuevamente me hizo sentir su
verga en mis nalgas y sus manos seguían el contorno de mis pantaletitas ahora
por delante, en un momento dado su mano bajo hasta mi palpitante vulva
manoseándola descaradamente, yo me dejaba condescendiente y frotaba con descaro
mis nalgas contra su gran erección mientras recibía sus besos en mi cuello y
nuca, trato de meterme la mano bajo el pantalón aduciendo que quería conocer mi
vellosidad, ya que yo anteriormente le había dicho que la tenia abundante, pero
por lo apretado que me quedaba el pantalón no lo logro ni yo le facilite las
cosas bajándome el cierre, sino solo le prometí que al día siguiente traería
falda para que las cosas fueran mas fáciles y le mostraría mi pubis para que
viera si era tan velluda como le gustaban las mujeres a él, mientras le hacia
las anteriores promesas, sin saber cuando, me dí cuenta que mi mano estaba en su
verga y le estaba acariciando su enormidad por encima del pantalón.

Termino el día laboral y me fui a casa en compañía de mi
esposo que como de costumbre me había ido a recoger al trabajo, sentía
remordimiento para con mi marido y pensaba que llegando a casa le compensaría
dándonos una formidable cogida para terminar tragando su esperma como
acostumbrábamos hacerlo, sin embargo seguía pensando en mi jefe sin poder
olvidar sus besos y sobre todo el manoseo que se había dado entre nosotros y el
gran bulto de su verga que me daba a imaginar lo enorme que seria su miembro
estando en "libertad", durante el resto de la tarde y noche solo pensé en esa
verga que me volvía loca de lujuria y ya planeaba que al día siguiente llevaría
vestido y liguero con medias para que pudiera enseñarle fácilmente mi vello
pubico bajándome las pantaletas y claro en compensación le pediría que me
enseñara su verga en erección, pensé tanto en esto que incluso tuve sueños
húmedos con mi jefe.

Relato sexo en la oficina:Humeda entrevista

Húmeda entrevista
Es un día normal en la oficina, aparentemente todo luce como siempre, sin embargo para mi es completamente diferente y así lo noto al ingresar al edificio empresarial y sentir que todos son inocentes con respecto a algo. Hoy he llevado pañales. Debajo de un oscuro y sobrio traje de ejecutiva ahí están.... unos blancos, suaves y absorventes pañales...
Siento entre mis piernas esa sensación tan placentera de su algodón, y noto el ruidito delator del plástico que nadie parece percibir pues a mi alrededor todos están normales, sin embargo eso solo hace que yo acelere el vaivén de mis caderas, presionando aun más mi paquete secreto.
Llego al ascensor y me recupero de todas las sensaciones que invadían mi cuerpo y de los pensamientos que recorrían mi mente, respiro profundo, cierro los ojos y dejo escapar un chorrito malicioso de pipi, suficiente para humedecer mi entrepierna de ese calor que en el momento requería. Al abrirse las puertas entre y traté de concentrarme en el día que me tocaba.
Tenía que entrevistar a 6 postulantes para un cargo de mensajero, el día sería largo y tedioso, que bueno saber que tendría mi pañal para así divertirme un poco.
Mis malos pensamientos fueron interrumpidos por el ascensor que se detuvo en el piso 4 para recoger a alguien. Al abrirse la puerta entro un chico común, pero sin lugar a dudas guapo. Era alto y moreno, doble, con sonrisa tímida y se notaba algo desorientado.
-A que piso vas? - le dije.
-Al 15 por favor,  me había equivocado antes, espero ahora estar en lo cierto.-acotó.
-Hummm..... A ese mismo voy yo.-Respondí mientras el ascensor subía.
Ambos nos sonreímos y mirábamos los números que marcaban 6....7....8........ Cuando de repente el ascensor hizo un ruido y se freno en seco. Miramos la pantalla que indicaba el numero de piso y aun no marcaba el 9, el me miro consternado y yo inmediatamente presione el botón para abrir las puertas y para nuestra desgracia, solo pudimos ver los bloques de concreto de las paredes del edificio.
-Dioooooos! Solo esto me faltaba a mí! HOy que tengo que llegar temprano a la oficina! – dije enfadada.
-Y yo Señorita? pensé que hoy encontraba empleo pero lo perderé si no llego a tiempo a mi cita para la entrevista!-replicó el.
-Auxilioooooooo! saquéennos de aquí!!!!!-Gritaba histérica y sin darle importancia al comentario del chico. Mientras tanto él trataba de conseguir el botón de emergencia que simplemente no existía pues estaba dañado. Yo seguía gritando cualquier cantidad de incoherencias, mientras el me miraba recostado a la pared con una actitud pesimista.
-No gana nada con gritar... En algún momento se darán cuenta que estamos aquí.... mas bien sentémonos y conozcámonos, pasemos el rato lo mas agradable que se pueda y a esperar! Mi nombre es Freddy Lozano mucho gusto - me dijo tomándome la mano con total seguridad y resignación.
-Lic. Natalia Guzmán, mucho gusto - con aires de prepotencia.
- Sería bueno que se sentara licenciada, pues va para largo - dijo.
En el preciso momento que recupere la calma y pensé en sentarme, sentí un poco de pudor de pensar que mi pañal fuese descubierto por el al agacharme, pues en ese momento era la única persona que tenia cerca y de quien no podía alejarme. Por ello preferí no arriesgar y permanecer de pie.
- No gracias, arruinare el traje! – dije siendo aun mas pedante, de lo que ya había sido.
Como usted guste, solo era una opción... – respondió el.
Permanecí un rato de pie en la esquina opuesta a la que el se encontraba sentado en el suelo del ascensor, mientras sentía que el desayuno comenzaba a hacer efecto. Primero el café y los dos vasos de agua que tome antes de salir de casa, pues tengo la manía de tomar mucho liquido, especialmente agua. Quería hacer mucho pipi.
Para no hacer obvio el asunto, mire hacia el techo con cara de desesperación por salir y deje salir todo lo que en ese momento el pudor me permitió. Sin embargo no fue mas que para llenar ligeramente la entrepierna, pero al menos me sentía mas aliviada, con todo lo del ascensor se me había olvidado la presión de mi vejiga...
Comenzó a pasar el tiempo sin recibí ninguna ayuda y comenzaba a impacientarme y además a sentir dolor en las piernas por lo cual cuidadosamente procedí a sentarme, sin embargo el cuidado no fue suficiente. Al agacharme estaba dejando expuesto mi pañal a los ojos de Freddy que parecieron dudar de lo que veían. DE igual forma dude yo que hubiese visto algo, sin embargo ya el pudor se estaba yendo, las ganas de pipi, se estaban acentuando y la excitación por estar mojada era cada vez más grande.
Me empezó a gustar cada vez más esa mirada de Freddy que evadía mis caderas pero que al mismo tiempo las buscaba. Mi vientre sufría pequeños espasmos de placer que se hacían más fuertes por la llenura de mi vejiga, entre tanto pensar se me escapaban chorritos de placer producto de esos brincos, que daba mi vientre al seguir dándole rienda suelta a mi imaginación. El placer fue interrumpido por la voz de Freddy.
-Y.... si cree usted que nos sacaran de aquí?- dijo.
-Espero que si, aunque ya me estoy acostumbrando a este habitad. - dije graciosamente
Ambos reímos un poco nerviosos. Lo mire detalladamente y me pareció un chico simpático físicamente y con un sex appel que me hacia pensar esas cosas malas que empapaban cada vez mas mi diaper no solo de pis. Mientras lo miraba me comía mis propios labios y no aguantaba el ardor de mi entrepierna y de mis pensamientos.  Así que lo hice: abrí ligeramente mis piernas y sin ser tan obvia hice totalmente evidente mi blanco bultito que ya se tornaba algo amarillento.
Notaba como de reojo miraba mi pañal y trataba de no cruzar su mirada, pues aun tenía cierta vergüenza de lo que estaba haciendo. Después de todo nadie sabia mi secreto y un simple desconocido con quien me tocaría estar quien sabe cuanto tiempo más, ya estaba descubriéndolo. Mis pensamientos fueron interrumpidos nuevamente por la voz de Freddy.
- Y usted sabrá como se hace cuando uno se queda en un ascensor y tiene ganas de ir al baño? - dijo el, con voz decidida pero sin mirarme a los ojos.
De la impresión por la pregunta cerré mis piernas y le conteste:
- Creo que aun no han inventado los ascensores con baño, así que vaya usted a saber como! - le dije
El rió.
-Creo que usted si sabe y no me quiere decir. Va a dejar que me haga en los pantalones? - dijo, ahora mirándome a los ojos y luego bajando la mirada a mis caderas. Estaba perdida, ya eso era bastante directo.
-  Pues... ehhh... no se,  creo que podrá aguantarse, no? - pregunte con la voz entrecortada.
- Quizás aun puedo, pero usted desde el inicio como que no ha podido... respondió hábilmente.
Inmediatamente y para ser mas obvia junte más mis piernas y mis mejillas se enrojecieron.
- A que se refiere usted? No se que disparates dice.- respondí ya perdida.
El se inclino hacia mí y acercando su rostro a mí me dijo:
-Vi lo que hacías.
-Que? - Le dije.
-Si, estabas mostrándome tu pañal, será acaso que quieres que te cambie. - dijo el con una voz que cada vez se tornaba mas seductora.
Yo solo me mostraba sonrojada y a punto de llorar. Me sentía tonta, burlada, indefensa y con el pañal húmedo. El colocó la mano sobre mi rodilla y me dijo, lleves lo que lleves bajo esa falda lo que he visto me ha gustado mucho...  Dicho eso bajo su mano lenta y suavemente adentrándose en mis muslos.
Llego hasta mi pañal. Yo solo pude llevar mi cabeza hacia atrás y deje escapar un gemido. Presionó con más firmeza mi entrepierna mientras se apodero de mi cuello recorriéndolo con su húmeda lengua. No pude mas, me hice pipi como una chiquilla que estaba invadida por un intenso placer que se localizaba en ese frote a su pañal.
Me aferre a sus hombros, abrí mis piernas y lo bese cada vez con más pasión, dejando escapar suspiros, gemidos, frotando contra el suelo mi pañal, hasta que me tomo por los glúteos tocando mi pañal caliente y me poso sobre su cuerpo. Seguimos besándonos, ahora yo sobre el. Frotándome sobre su cuerpo, mientras el hundía su mano en mi trasero húmedo amasando mis glúteos firmes.
La pasión me invadió como nunca. Era mi sueño hecho total realidad. Comencé a desvestirlo mientras el me quitaba la chaqueta, abría mi camisa y comenzaba a besar mis senos , eso fue demasiado deje escapar mi primer grito de placer que lleno las paredes del ascensor y que hizo que el me lanzara hacia el suelo para poderme devorar entera con todo y mi pañal incluido. Separo mis piernas.
Comenzó a besar mis muslos. Y justo antes de llegar a la entrepierna de mi pañal húmedo, se incorporo y me dijo al oído:
: -Me encanta ese olor de niña y mujer, me  dejas comerte entera?
Mi segundo grito de placer fue, obviamente:
-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Inmediatamente se hundió nuevamente en mis muslos, beso cada centímetro de mi piel, beso la superficie de mi pañal y mordió sobre el mismo mi entrepierna, desatando en mis espasmos de placer.  Este desabrocho violentamente y de un tiro las 4 cintas de mi pañal, retiro la cubierta y comenzó a besar mi vientre mojado. Siguió bajando hasta lo más íntimo y sin más... sencillamente me devoro... 
Allí en el piso del ascensor con mi pañal húmedo y abierto, me hicieron el mejor sexo oral de mi vida. Gemido tras gemido inunde las paredes del ascensor, ya llenado de un olor característico a bebes y al mismo tiempo a placer.
A penas pude recuperarme del placer mire mi reloj: las 10:00am habíamos pasado ya 2 horas en el ascensor. Pensé que debíamos arreglarnos pues no tardarían en sacarnos y así cerré mi pañal, me coloque la ropa al igual que Freddy se vestía. Ambos estábamos alucinando aun lo que había pasado, no comprendíamos muy bien de donde o como había salido todo eso, pero sencillamente había sido sensacional.
Freddy comentó:
- Eres una egoísta. Todo lo que te he dado y no me has solucionado eso de que me estoy orinando - me dijo.
- Ah... pues tengo una solución...- al mismo tiempo sacaba de mi bolso mi pañal de cambio y se lo ofrecía.
-Hummmmm.... ya veo que andas preparada - dijo, acercándose más a mí.
Desabroche su cinturón, abrí su pantalón y lo deje caer en sus rodillas, posteriormente su bóxer algo mojado de placer y le pedí que abriese las piernas. Deslice su pañal entre sus piernas y luego ajuste una a una las cintas en su cadera. Aun estaba algo excitado, pero la excitación creció más a medida le iba colocando el pañal. Al concluir le di un beso y le dije:
- El pañal espera por ti.
Al instante comenzó a recorrer su pipi todo su pañal, llenándolo en su totalidad. El permanecía con sus ojos cerrados y la cabeza hacia tras recostado a la pared, su boca abierta dejaba escapar suspiros de alivio y de placer...al concluir abrió los ojos y encontró mi boca y mi mano corrió desde su pecho hasta el bulto que comenzaba a crecer en la parte delantera del pañal.
Lo acaricie mientras le besaba. Cada vez sentía más caliente su sexo, y no dejaba de morder suavemente mis labios y de estrecharme hacia su cuerpo.  En ese momento el ascensor comenzó a ascender nuevamente hacia el piso  15, rápidamente subí su bóxer y su pantalón, abroche su c cinturón y nos preparamos para abandonar ese rinconcito en el cual fuimos privilegiados. Al abrirse las puertas me volteé le di la mano dejándole mi tarjeta de presentación.
-Fue un placer - Le dije mientras estrechaba su mano dejándole mi tarjeta.
- Sin dudas... que se repita. - Dijo el aceptándola.
Me voltee y caminé hacia mi oficina, dejándolo en el ascensor. Al llegar a mío escritorio tras comentar con la secretaria la calamidad del ascensor, verifique mi pañal, estaba muy húmedo y necesitaba cambio, así que aprovechando la excusa de que necesitaba recuperarme de la "mala" experiencia del ascensor, saqué de mi gaveta un pañal nuevo que siempre guardo por si me provoca jugar y cuando me disponía a buscar lo demás necesario, repico mi teléfono.
-Licenciada: el postulante Freddy Castellanos espera por la entrevista. -dijo al secretaria.
Solo pude pensar "¿queeeee?"
- Hágalo pasar por favor. - le dije
Ahí estaba el chico que me había hecho sentir el mayor placer de mi vida, era postulante para el cargo de mensajero y conocía mi secreto. Tan sorprendido estuvo el al ingresar en la oficina y encontrarme.
- No puede ser. Tú eres  la persona que esta solicitando un mensajero?
- Pues si. Y el trabajo es tuyo, definitivamente. – le dije mirándolo fijamente a los ojos.
-  Ah si? y cual es mi primera tarea? estoy a sus ordenes...! - dijo con un tono mas malicioso.
-Hummm... la primera tarea es cambiarme el pañal y la segunda, creo que tendré que hacer lo mismo contigo. - dije pícaramente, sacando los pañales de la gaveta.
Tomándome por la cintura me recostó al escritorio y me dijo suavemente al oído:
- Será un placer trabajar con UD licenciada. – al mismo tiempo que me tumbaba sobre el escritorio y separaba mis húmedas piernas.
FIN

Relato lesbico: Nueva lesbiana


Relato: Nueva lesbiana

 

Lo que pasaré a relatar me sucedió hace un par de navidades, cuando tenía 18
años y mi imaginación se vió rebasada por la realidad.

Mi nombre es Ana y el de mi amiga y complice en la historia es Cristina.

Éramos amigas desde el colegio ya que íbamos a la misma clase, pero cuando
llegó la hora de hacer el BUP yo me fui a un instituto y ella permaneció allí,
provocando ésto nuestra separación.

Pero no podría haber sido de otro modo, ya que yo me había dado cuenta de que
era lesbiana y seguir en aquel colegio de curas tan antiguos me habría
perjudicado.

Mi amiga fue la primera persona en saber la opción sexual que yo tenía y lo
aceptó perfectamente, asi que aún estando cada una en un sitio, a veces nos
seguíamos viendo y como nuestras familias se conocían perfectamente, en
algunas ocasiones la una pasaba la noche en casa de la otra, para marujear y
contar chismes.

Un día por casualidad me la encontré en la calle y me comentó que sus padres
se marchaban esa tarde a la casa de la playa que tenían en Gandía y que ella
afortunadamente se quedaba sola porque les había dicho que tenía mucho que
estudiar.

Me preguntó si quería irme a su casa y tras avisar a mis padres y coger mis
cosas para pasar la noche con ella, nos fuimos sin pensarlo más.

Todo fue sucediendo como una tarde de juerga de adolescentes de las que
teníamos en nuestro acogedor barrio de Madrid, unas cuantas copas, mucho
tabaco, música muy alta y algo de costo para fumar y ponerse a tono.

Cuando ya eran altas horas de la madrugada, mi amiga Cris y yo estabamos
reventadas de tanto bailar, además de bastante borrachas y algo fumadas
también.

Lo único que hacíamos era dar vueltas por la casa y tropezarnos con todos los
muebles y trastos que encontrabamos en nuestro camino.

Estábamos realmente agotadas y sudorosas y en una de las veces que nos fuimos
a mover nos chocamos sin querer y caimos las dos al suelo, yo me encontré
encima de ella y cuando la tuve tan cerca no pude más que mirarla fijamente y
pensar lo guapa que era, así que ni corta ni perezosa acerqué mis labios a los
suyos y cerrando los ojos nos dimos un beso entrelazando ligeramente nuestras
lenguas y separandonos rapidamente cuando nos dimos cuenta de lo que habíamos
hecho; estabamos borrachas, sí, pero todavía controlabamos lo suficiente.

Me levante en seguida y nos miramos sin saber como disculparnos, ella titubeo
un poco y por fin se arrancó:

- Vaya...eh...qué pedo más tonto hemos cogido - dijo sonriéndo tratando de no
darle importancia a lo sucedido.

- Sí, claro...creo que nos pasamos un poco con el alcohol.

- Será mejor que nos duchemos y nos vayamos a la cama.

- De acuerdo - terminé por decir yo - ve tú primero y luego me avisas.

Cris se marchó al baño y recogí todo cuanto habíamos dejado por el medio en el
salón, aún no estaba realmente en mi ser pero pensé que poco a poco me iría
despejando.

Cuando terminé de ordenarlo todo me fui para el cuarto de baño, pensé que mi
amiga ya abría acabado y estaría en la habitación así que me desnudé y abrí la
puerta, cuando entré vi a Cris sentada en un taburete, estaba masturbandose
con los dedos de la mano derecha en su clitoris y la otra mano en un pecho, al
verme se sobresaltó y se tapó sus partes, yo no sabía donde meterme pero había
supuesto que al no oir el ruido de la ducha ella ya habría terminado y por eso
pasé tranquilamente.

Al principio miré hacia otro lado, pero no pude resistir la tentación de
observar como sería mi amiga desnuda, después de tanto tiempo.

Ya la había visto antes, pero algunos años atrás, cuando yo aún estudiaba en
el colegio y después de la clase de educación fisica nos duchabamos en los
vestuarios.

Por aquel tiempo recuerdo que ella era una niña bastante alta y delgada pero
poco desarrolladita, sus pechos eran aún muy pequeños y estaba casi toda por
formar.

Ahora había cambiado, era aún más alta y seguía siendo delgada, pero ya tenía
cuerpo, podía presumir de un físico bastante envidiable, ni un gramo de grasa
de más en todo su cuerpo y unos pechos grandes y bien puestos, además de un
culo firme y también en su sitio; me di cuenta incluso que tenía aquella
graciosa manchita cerca de su pecho izquierdo de la cual ya me había olvidado.

No había duda alguna, estaba hecha toda una mujer y yo ni me había dado cuenta
antes.

- ¿Pero qué haces?- me gritó por fin cuando reaccionamos.

- ¿Y tú? - le pregunté picaramente acercandome despacio a ella - parece que
estabas pensando en alguien - sonreí mientras se lo decía.

- No digas tonterias y sal de aquí - me espetó bruscamente.

- No - dije rotundamente - no creo que eso sea lo que quieras.

Y acercandome de nuevo a sus labios, le planté ahí mismo un beso mientras le
rodeaba con mis brazos de los que no pudo zafarse.

Sin darnos cuenta estabamos en la bañera desnudas y tocandonos, era la primera
vez para ella y también para mí, la única diferencia que había es que yo era
la lesbiana.

Nos besamos con ganas, haciendo nuestra la lengua de la otra, como si nunca
antes hubieramos sentido una, yo acariaciaba su cuerpo intentando no
escurrirme en la bañera y me puse encima de ella sin recibir ninguna
oposición; empecé a besar sus pechos y meti sus pezones en mi boca, los puse
muy duros con mi lengua y por su cara y sus movimientos adiviné que lo estaba
haciéndo bien.

Ella me cogía la cara y la acercaba más y más a sus pechos, parecía que quería
ahogarme con ellos.

Para poder mantener el equilibrio yo había colocado mi pierna derecha entre su
piernas, para estar sujeta y así sentir su sexo.

Noté como empezó a rozarse con mi muslo, estaba muy excitada y mientras yo
había estado ocupada con sus pechos ella se había estado calentando con
mi pierna y sentí de pronto como se estaba corriendo, como sus fluidos me
estaban empapando y ella se movía frenética.

Decidí ser un poco mala y me separé provocando su chillido, quería correrse,
lo notaba y se echó mano al coño con sus dedos para acabar lo que con mi muslo
había empezado.

Le sujete por los brazos con fuerza, aunque más pequeñita yo era más fuerte
que ella y vi su desesperación por llegar ya que estaba más que exciada.

Sin pensarmelo dos veces la cogí por la cintura y me la llevé corriendo a su
habitación.

La tumbé en la cama y la besé de nuevo, ahora eran mis dedos los que la
acariciaban su sexo caliente mientras ella se aferraba con sus brazos a mi
cuello para que no dejara de besarle.

Cada vez la notaba más sofocada, pronto había cogido de nuevo el ritmo después
de la interrupción, me decía que no parara, que así le gustaba, que lo hacía
muy bien etc...

Me gustaba tocarle y que chillara y que se moviera y que me pidiera más;
pronto su respiración fue más acelerada y sus movimientos más bruscos, cuando
quise darme cuenta ella grito:

- Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!

Y llegó a un increible orgasmo que la dejó tirada en la cama intentando
recuperarse y respirar.

Yo me marché al cuarto de baño y algo confundida por lo que le había hecho, me
di la ducha y pensé bien, Cris era mi amiga, a mí ni siquiera me gustaba de
verdad y encima ella era hetero, ¿a que había venido hacer eso? ¡Dios, vaya
par de borrachas!.

Cuando salí de la ducha y volví a la cama, ella estaba dormida profundamente,
habíamos tenido demasiado por esa noche y me alegré de no tener que pensar más
ni de dar explicaciones en el resto de la noche.

- Mejor así - dije al verla y también cerré los ojos para intentar dormir.

A las pocas horas nos despertó el ruido del teléfono, Cris se levantó
sobresaltada y le oí como hablaba con sus padres, les comentaba que yo me
había quedado en su casa aquella noche y que habíamos estado viendo peliculas
hasta tarde antes de irnos a dormir.

No pude evitar reirme al oir a mi amiga, menuda cuentista estaba hecha,
después de la noche que habíamos tenido y les decía que vimos pelis.

Cuando llegó a la a la habitación, se acostó de nuevo y se acercó a  mi
lado, me dió un beso en los labios de la forma más natural del mundo, pero yo
no hice nada.

- ¿Que te pasa, Ana?- me preguntó algo triste.

- Nada

- No puedes engañarme, lo sabes, ¿en que piensas?- insistió.

- ¿Crees que está bien lo que hicimos anoche? - le pregunté dandome la vuelta
para mirarle a la cara.

- Sí - dijo sonriendo - he de admitir que al principio me resistí, pero
confieso que cuando me pillaste en el baño estaba haciéndolo pensando en ti,
el beso hizo que me excitara muchisimo.

- ¿Entonces no te arrepientes?.

- ¿Arrepentirme? no seas tonta, ¡ha sido maravilloso!.

- Pero a ti te gustaban los chicos.

- Después de que me hayas tocado tú, no quiero ningún hombre vaya a tocarme.

Sonrió de nuevo y volvió a besarme, esta vez fue ella la que se subió encima
de mí y con una cara de pícara me soltó:

- Ahora te toca a ti, no te escapes.



Continuará
Relato: Nueva lesbiana

 

Lo que pasaré a relatar me sucedió hace un par de navidades, cuando tenía 18
años y mi imaginación se vió rebasada por la realidad.

Mi nombre es Ana y el de mi amiga y complice en la historia es Cristina.

Éramos amigas desde el colegio ya que íbamos a la misma clase, pero cuando
llegó la hora de hacer el BUP yo me fui a un instituto y ella permaneció allí,
provocando ésto nuestra separación.

Pero no podría haber sido de otro modo, ya que yo me había dado cuenta de que
era lesbiana y seguir en aquel colegio de curas tan antiguos me habría
perjudicado.

Mi amiga fue la primera persona en saber la opción sexual que yo tenía y lo
aceptó perfectamente, asi que aún estando cada una en un sitio, a veces nos
seguíamos viendo y como nuestras familias se conocían perfectamente, en
algunas ocasiones la una pasaba la noche en casa de la otra, para marujear y
contar chismes.

Un día por casualidad me la encontré en la calle y me comentó que sus padres
se marchaban esa tarde a la casa de la playa que tenían en Gandía y que ella
afortunadamente se quedaba sola porque les había dicho que tenía mucho que
estudiar.

Me preguntó si quería irme a su casa y tras avisar a mis padres y coger mis
cosas para pasar la noche con ella, nos fuimos sin pensarlo más.

Todo fue sucediendo como una tarde de juerga de adolescentes de las que
teníamos en nuestro acogedor barrio de Madrid, unas cuantas copas, mucho
tabaco, música muy alta y algo de costo para fumar y ponerse a tono.

Cuando ya eran altas horas de la madrugada, mi amiga Cris y yo estabamos
reventadas de tanto bailar, además de bastante borrachas y algo fumadas
también.

Lo único que hacíamos era dar vueltas por la casa y tropezarnos con todos los
muebles y trastos que encontrabamos en nuestro camino.

Estábamos realmente agotadas y sudorosas y en una de las veces que nos fuimos
a mover nos chocamos sin querer y caimos las dos al suelo, yo me encontré
encima de ella y cuando la tuve tan cerca no pude más que mirarla fijamente y
pensar lo guapa que era, así que ni corta ni perezosa acerqué mis labios a los
suyos y cerrando los ojos nos dimos un beso entrelazando ligeramente nuestras
lenguas y separandonos rapidamente cuando nos dimos cuenta de lo que habíamos
hecho; estabamos borrachas, sí, pero todavía controlabamos lo suficiente.

Me levante en seguida y nos miramos sin saber como disculparnos, ella titubeo
un poco y por fin se arrancó:

- Vaya...eh...qué pedo más tonto hemos cogido - dijo sonriéndo tratando de no
darle importancia a lo sucedido.

- Sí, claro...creo que nos pasamos un poco con el alcohol.

- Será mejor que nos duchemos y nos vayamos a la cama.

- De acuerdo - terminé por decir yo - ve tú primero y luego me avisas.

Cris se marchó al baño y recogí todo cuanto habíamos dejado por el medio en el
salón, aún no estaba realmente en mi ser pero pensé que poco a poco me iría
despejando.

Cuando terminé de ordenarlo todo me fui para el cuarto de baño, pensé que mi
amiga ya abría acabado y estaría en la habitación así que me desnudé y abrí la
puerta, cuando entré vi a Cris sentada en un taburete, estaba masturbandose
con los dedos de la mano derecha en su clitoris y la otra mano en un pecho, al
verme se sobresaltó y se tapó sus partes, yo no sabía donde meterme pero había
supuesto que al no oir el ruido de la ducha ella ya habría terminado y por eso
pasé tranquilamente.

Al principio miré hacia otro lado, pero no pude resistir la tentación de
observar como sería mi amiga desnuda, después de tanto tiempo.

Ya la había visto antes, pero algunos años atrás, cuando yo aún estudiaba en
el colegio y después de la clase de educación fisica nos duchabamos en los
vestuarios.

Por aquel tiempo recuerdo que ella era una niña bastante alta y delgada pero
poco desarrolladita, sus pechos eran aún muy pequeños y estaba casi toda por
formar.

Ahora había cambiado, era aún más alta y seguía siendo delgada, pero ya tenía
cuerpo, podía presumir de un físico bastante envidiable, ni un gramo de grasa
de más en todo su cuerpo y unos pechos grandes y bien puestos, además de un
culo firme y también en su sitio; me di cuenta incluso que tenía aquella
graciosa manchita cerca de su pecho izquierdo de la cual ya me había olvidado.

No había duda alguna, estaba hecha toda una mujer y yo ni me había dado cuenta
antes.

- ¿Pero qué haces?- me gritó por fin cuando reaccionamos.

- ¿Y tú? - le pregunté picaramente acercandome despacio a ella - parece que
estabas pensando en alguien - sonreí mientras se lo decía.

- No digas tonterias y sal de aquí - me espetó bruscamente.

- No - dije rotundamente - no creo que eso sea lo que quieras.

Y acercandome de nuevo a sus labios, le planté ahí mismo un beso mientras le
rodeaba con mis brazos de los que no pudo zafarse.

Sin darnos cuenta estabamos en la bañera desnudas y tocandonos, era la primera
vez para ella y también para mí, la única diferencia que había es que yo era
la lesbiana.

Nos besamos con ganas, haciendo nuestra la lengua de la otra, como si nunca
antes hubieramos sentido una, yo acariaciaba su cuerpo intentando no
escurrirme en la bañera y me puse encima de ella sin recibir ninguna
oposición; empecé a besar sus pechos y meti sus pezones en mi boca, los puse
muy duros con mi lengua y por su cara y sus movimientos adiviné que lo estaba
haciéndo bien.

Ella me cogía la cara y la acercaba más y más a sus pechos, parecía que quería
ahogarme con ellos.

Para poder mantener el equilibrio yo había colocado mi pierna derecha entre su
piernas, para estar sujeta y así sentir su sexo.

Noté como empezó a rozarse con mi muslo, estaba muy excitada y mientras yo
había estado ocupada con sus pechos ella se había estado calentando con
mi pierna y sentí de pronto como se estaba corriendo, como sus fluidos me
estaban empapando y ella se movía frenética.

Decidí ser un poco mala y me separé provocando su chillido, quería correrse,
lo notaba y se echó mano al coño con sus dedos para acabar lo que con mi muslo
había empezado.

Le sujete por los brazos con fuerza, aunque más pequeñita yo era más fuerte
que ella y vi su desesperación por llegar ya que estaba más que exciada.

Sin pensarmelo dos veces la cogí por la cintura y me la llevé corriendo a su
habitación.

La tumbé en la cama y la besé de nuevo, ahora eran mis dedos los que la
acariciaban su sexo caliente mientras ella se aferraba con sus brazos a mi
cuello para que no dejara de besarle.

Cada vez la notaba más sofocada, pronto había cogido de nuevo el ritmo después
de la interrupción, me decía que no parara, que así le gustaba, que lo hacía
muy bien etc...

Me gustaba tocarle y que chillara y que se moviera y que me pidiera más;
pronto su respiración fue más acelerada y sus movimientos más bruscos, cuando
quise darme cuenta ella grito:

- Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!

Y llegó a un increible orgasmo que la dejó tirada en la cama intentando
recuperarse y respirar.

Yo me marché al cuarto de baño y algo confundida por lo que le había hecho, me
di la ducha y pensé bien, Cris era mi amiga, a mí ni siquiera me gustaba de
verdad y encima ella era hetero, ¿a que había venido hacer eso? ¡Dios, vaya
par de borrachas!.

Cuando salí de la ducha y volví a la cama, ella estaba dormida profundamente,
habíamos tenido demasiado por esa noche y me alegré de no tener que pensar más
ni de dar explicaciones en el resto de la noche.

- Mejor así - dije al verla y también cerré los ojos para intentar dormir.

A las pocas horas nos despertó el ruido del teléfono, Cris se levantó
sobresaltada y le oí como hablaba con sus padres, les comentaba que yo me
había quedado en su casa aquella noche y que habíamos estado viendo peliculas
hasta tarde antes de irnos a dormir.

No pude evitar reirme al oir a mi amiga, menuda cuentista estaba hecha,
después de la noche que habíamos tenido y les decía que vimos pelis.

Cuando llegó a la a la habitación, se acostó de nuevo y se acercó a  mi
lado, me dió un beso en los labios de la forma más natural del mundo, pero yo
no hice nada.

- ¿Que te pasa, Ana?- me preguntó algo triste.

- Nada

- No puedes engañarme, lo sabes, ¿en que piensas?- insistió.

- ¿Crees que está bien lo que hicimos anoche? - le pregunté dandome la vuelta
para mirarle a la cara.

- Sí - dijo sonriendo - he de admitir que al principio me resistí, pero
confieso que cuando me pillaste en el baño estaba haciéndolo pensando en ti,
el beso hizo que me excitara muchisimo.

- ¿Entonces no te arrepientes?.

- ¿Arrepentirme? no seas tonta, ¡ha sido maravilloso!.

- Pero a ti te gustaban los chicos.

- Después de que me hayas tocado tú, no quiero ningún hombre vaya a tocarme.

Sonrió de nuevo y volvió a besarme, esta vez fue ella la que se subió encima
de mí y con una cara de pícara me soltó:

- Ahora te toca a ti, no te escapes.

Continuará

miércoles, 27 de marzo de 2013

Relato gay: despues de un partido

Despues de un partido de volleyball
Era un poco tarde y habíamos terminado de jugar un partido de volleyball en otra liga. Nuestro equipo había ganado y estábamos todos muy contentos por eso. Nos subimos al bus de nuestra liga en medio de chistes y comentarios de alegría por el triunfo. Algunos nos quitamos las camisetas y jugábamos a darnos "latigazos" con ellas en la espalda descubierta de los otros. En fin, la euforia era total. Yo disfrutaba de ver a mis compañeros, todos de 18 años como yo, jugando y dándose golpes, semi desnudos.

Cada uno tomó su puesto en el bus y se inició el recorrido. A medida que pasaba el tiempo y caía la noche el bus se fue desocupando y quedando en silencio. Cansados por lo prolongado del recorrido, muchos nos habíamos acostado a lo largo de las bancas recostando nuestra cabeza justo debajo de la ventanilla, al extremo interior de la banca. Nuestras piernas sobresalían por el otro extremo hasta el pasillo, quedando apoyadas sobre el piso. Una posición incómoda pero la única forma posible de descansar un poco. Yo opté por hacer lo mismo, me esperaba un recorrido largo pues era uno de los que vivía mas lejos. Así que lo mejor era tratar de dormir. Usé mi camiseta como almohada y me recosté.

Cerré mis ojos y volvieron a mi las imágenes de los torsos desnudos de mis compañeros y de lo bien que se veían por la alegría de haber ganado. No se cuando tiempo pasó pues me quedé profundamente dormido. Me desperté con un ruido parecido a un golpe. Abrí los ojos y me di cuenta que ya era de noche y no nos estábamos moviendo. En la banca del lado opuesto venía sentado Daniel, y una banca más atrás estaba Santiago. los dos eran compañeros del equipo y amigos míos desde que éramos niños.

Yo:: Que paso? Por que estamos parados?

Daniel:: Parece que hubo un problema con una de las llantas y el chofer se bajó a arreglarlo.

Yo:: Que pereza, a que horas vamos a llegar? Faltan muchos por bajarse? - le pregunté bostezando, no quería sentarme por la pereza que tenía

Daniel: Solo quedamos vos, Santiago y yo

Yo: Ok

Recliné nuevamente mi cabeza sobre mi camiseta y cerré los ojos. No me pude volver a dormir fácil, solo dormité un poco hasta que Daniel me despertó preguntando:

Santiago: Que estás soñando?

Yo: No se, no me acuerdo que soñé, por que?

Santiago: Pues debe haber sido algo muy interesante, porque se ve que otras partes de tu cuerpo si están bastante despiertas jaja

Yo: Como así? por que? - tenía tanto sueño que casi ni entendía lo que me decía.

Daniel se rió entonces y señaló mi bulto. Efectivamente, sin que yo me hubiera dado cuenta, tenía una erección que se notaba por encima de la pantaloneta. Ahora Santiago también se había asomado y los dos se estaban burlando de mi. Tengo que aceptar que me dio un poco de vergüenza.

Yo: No me había dado cuenta jaja - les dije mientras ponía mi camiseta encima de mi pantaloneta para cubrirme. Y volví a recostar mi cabeza sobre la banca, sin darle mucha importancia al tema.

Pasaron unos minutos y el chofer volvió a subirse al bus para decirnos que el problema era grave y tendría que ir en un taxi a recoger unos repuestos. Daniel decidió que se iría con él pues el taxi pasaría por su casa. Santiago y yo no teníamos alternativa, tendríamos que quedarnos en el bus. Volví a recostarme sobre la banca, tendría suficiente tiempo para dormir. Acomodé la camiseta nuevamente como almohada, ahora que no estaba Daniel en la banca opuesta nadie podría ver mi erección que ya había caído un poco en todo caso. Además, con Santiago me sentía mas cómodo, él era más serio, más respetuoso.

Al momento de cerrar mis ojos, Santiago empezó a hablarme...

Santiago: Bueno y ahora que nos ponemos a hacer? Nos vamos a aburrir aquí en este bus!!

Yo: Tratá de dormir como yo.

Santiago: No puedo...al menos vos tenés tus sueños eróticos que te ayudan a entretenerte jaja

Yo: Pero ya no puedo volverme a dormir...si no me dejás...- estaba buscando que se callara de una buena vez.

Santiago: Y no tenés al menos alguna revista que yo pueda leer mientras dormís?

Yo: Pues tenés que venir y buscar en mi maletín porque tengo pereza hasta para mover mis brazos jaja

Santiago se levantó de su silla y vino hacia la mía. Se paró en el pasillo frente a mi y levanto mi maletín para revisarlo. Yo ni siquiera abrí mis ojos, solo escuchaba sus movimientos.

Santiago: Estas súper relajado no?

Yo: Aja...

Santiago: Pero por tu bulto...se nota que todavía la tenés dura no? jaja

Sabía que era asi y ya no me importaba, sin embargo, por vergüenza, pretendí que ignoraba la situación y recliné mi cabeza para "comprobar" lo que Santiago decía. Apenas vi que efectivamente mi bulto tenía otra vez un notorio tamaño, llevé mis manos y lo cubrí mientras reía con algo de vergüenza y con una incipiente excitación por hablar de mi pene con otro amigo...a solas.

Santiago: Pero no te la cubrás que es lo mas normal, a mi me pasa cuando duermo también

Entonces para exagerar la situación y demostrarle que no me importaba, corrí mis manos de encima de mi bulto y las puse a ambos lados de este, sobre mis ingles. Estiré la pantaloneta para pronunciar mas el bulto mientras me reía y le decía en tono de burla:

Yo: Mirálo pues si esas son tus ganas pervertido jaja

Santiago: No! tampoco es necesario que lo resaltés jaja, mas bien corréte me siento con vos para charlar ya que en tu maletín no hay nada interesante

Yo: Me vas a hacer sentar?!!

Santiago: Dale hombre, que más nos ponemos a hacer?

Yo: Pues si me dejaras solo, podría hacer algo bien chévere jajaja - dije mientras pasaba una mano por encima de mi bulto imitando los movimientos de la masturbación.

Santiago: Jaja ahora el pervertido sos vos, corréte mejor!

Me senté entonces sobre la banca y Santiago se sentó al lado mío. Nos pusimos a hablar sobre el partido, sobre lo duro que fue etc. Yo para entonces ya había puesto mi camiseta sobre mi pantaloneta pues seguía con una erección que ya no respondía a lo relajado de mis músculos sino a la charla con Santiago, a solas, en ese bus. Algo tenía que hacer para poder regresar al tema de mi bulto en erección. Me había gustado que él me hiciera comentarios. Así que en un momento en que nos quedamos sin más que hablar le dije:

Yo: Bueno Santiago, yo creo que mejor me quito esta ropa de deportes y me pongo mi ropa normal por si tenemos que tomar un taxi...Vos no te vas a cambiar?

Santiago: No, para que? No me importa andar con esta ropa.

Yo: Ok, yo si quiero ponerme ropa limpia - y lo miré como quien busca algo de privacidad aunque en realidad no quería que se fuera.

Santiago: Y te da pena de mi? jaja, querés que me pase a otra banca mientras te cambias o me quedo aquí??

Yo: No fresco, igual que ganás con ver y no tocar jajaja – dije en tono sarcástico.

Santiago: Bueno, bueno, sin ofender. Cambiáte, yo me quedo aquí. Ni que fueras una niña...

Yo: Ok...

Santiago no se movió de la banca, lo cual me pareció muy bien. Tomé mi pantaloneta y me incorporé un poco para quitármela. Volví a sentarme en pantaloncillos, eran blancos, algo cortos pero no mucho, termino medio entre boxers y tangas, más bien clásicos y algo ajustados.

Los pantaloncillos dejaban ver como los bellos cortos y dorados de mis piernas aumentaban su número al llegar a mi bulto y, obviamente, se notaba mi verga a punto de estallar y retenida por la tela. Como siempre, estaba acomodada hacia arriba y esta vez un poco hacia la derecha. Yo continué en mi rutina de cambiarme de ropa sin inmutarme por la presencia de Santiago ni por mi erección.

Santiago: Pero la tenés a reventar no? Mirá eso. Está que se te sale jaja

Yo: Si, ya sabías que estaba así...Pero vos sos como muy mirón no?

Santiago: Ya no vengás con pendejadas, no me digás que te da pena!

Yo: No para nada, pero igual, te fijás mucho.

Santiago:Y que? Me vas a decir ahora que vos nunca te has fijado cuando nos cambiamos en los lockers. No me digas que nunca lo has hecho. A todos nos da curiosidad...

Yo: En fin... - decidí no responder más.

Tomé entonces con ambas manos el borde de mis pantaloncillos y me detuve para preguntarle:

Yo: Ya me voy a quedar desnudo, así que espero que no te moleste que la tenga dura - dentro de mi deseaba que se quedara a verme y me hiciera mas comentarios, me estaba excitando.

Santiago: Ya desvestíte, no hay nadie más en el bus y yo te conozco desde que teníamos como 5 años

Yo: Ok, ok bueno, no vas a molestar en todo caso...

Nuevamente me incorporé un poco y deslicé los pantaloncillos por mis piernas flexionadas, hasta las rodillas. Mi verga saltó de inmediato al liberarse de la presión y quedó dura y firme, acomodada hacia arriba. Mis güevas quedaron colgando en medio de mis piernas, un poco cerradas por la falta de espacio. Me senté nuevamente en la banca y terminé de quitarme los pantaloncillos levantando pierna por pierna. Lo hice muy despacio tratando de poner atención a las reacciones de Santiago. Él no dejaba de mirarme.

Santiago: Uy Esteban, no tenés nada de que quejarte, te dotaron con buen tamaño jaja

Yo: Si, no me quejo jaja - respondí yo mientras pasé mi mano por mi verga en forma sutil y desprevenida, y esperé unos momentos (intencionalmente) antes de tomar mi maletín para sacar la ropa que me pondría. Quería que Santiago siguiera con la conversación, ya todo me parecía bastante sugestivo.

Santiago:Y ese es el máximo que alcanza o todavía le falta mas? Porque serías un campeón si creciera mas.

Yo: Bueno pues alcanza más a veces, pero delante tuyo no creo que se anime jaja, como te dije, si no estuvieras aquí ya estaría haciendo otras cosas...y tal vez crecería jaja

Santiago: Jaja entonces es regigante!!

Yo: Bueno y es que la tuya es muy pequeña o que?

Santiago: No, también me defiendo pero no tanto como vos jeje

Yo: Es que insisto, si tuviera algo de privacidad ya me la estaría jalando, con toda la tensión del partido y el cansancio...

Santiago: Pues si querés me cambio de silla, o no lo estarás diciendo para volverte a dormir aquí solamente?

Yo: No, en serio, si me dejas solo soy capaz de jalármela, tengo ganas... – y lo miré con un leve gesto de seriedad.

Santiago no dijo más, se levantó y se sentó dos sillas atrás. Los espaldares eran bastante altos y no permitían ver nada de una banca a otra. Yo lo había planeado todo, si en realidad él estaba interesado respondería a mi siguiente movimiento.

Dejé pasar un momento mientras me masturbaba lentamente, con caricias suaves para no acelerar las cosas y después de unos minutos...

Yo: Santiago

Santiago: Que pasó?

Yo: Ya creció al máximo

Santiago: Y?

Yo: La querés ver?

Santiago: Pues...si no ponés ningún problema...

Yo: Vení, mirála...pero rápido

Santiago se levantó de la silla y caminó hacia la mía mientras me decía

Santiago: Pensé que te estaba molestando mucho con los comentarios jaja

Yo: No tranquilo, en todo caso que se quede entre nosotros.

Santiago: Y por que decidiste mostrarla

Yo: Pues...no se... - ahora si no tenía respuesta - por lo que vos decís...no?...nos conocemos desde los 5 años..jaja

Santiago: A ver, quitá tu mano.

Retiré mi mano de mi verga y abrí un poco mas las piernas. Me acomodé sobre la silla de tal forma que una pierna quedó apoyada en el suelo y la otra doblada sobre la banca, de esta forma le daba una mejor visión a Santiago.

El se paró muy cerca de mi y observó mi verga sin decir nada.

Yo: Y bueno? Ahora te vas a quedar callado?

Santiago: Jaja, no...es solo que es de buen tamaño, se ve que es bastante firme...

Decidí entonces arriesgarme a buscar algo mejor, aprovechando nuestra "confianza"

Yo: Hagamos una cosa, si sos capaz de guardar el secreto...tocála...pero solo un momento.

Santiago no respondió. Se quedó quieto y serio por unos segundos mientras miraba fijamente mi verga. Tras unos momentos, estiró lentamente su mano hacia mi pene. Lo tocó solamente con dos dedos, como explorando. Después se relajó un poco más y lo abrigó totalmente con su mano. Sentir su calor y su fuerza acariciando mi verga me excitó demasiado aunque lo disimulé. En todo caso, si Santiago había accedido a tocarla es porque no le era del todo molesto. Los dos estábamos en silencio, Santiago observaba fijamente mi verga y yo también miraba como me daba caricias leves de masturbación. Pasaron unos segundos en los que se nos notaban los nervios. Decidí que debía hacer algo.

Yo: Vení...Santiago...puedo ver la tuya - le pregunté sin mirarlo.

Santiago: Si dale – respondió, casi en un susurro

Sin retirar su mano de mi verga, llevó su mano libre a su pantaloneta y la bajó un poco por sus muslos hasta dejarla a mitad de camino. Allí se detuvo y volvió a concentrarse en mi verga.

Entendí que yo debía terminar el trabajo. Sin desacomodarme mucho, para no interrumpir sus caricias, estiré mis dos brazos hacia sus pantaloncillos, lo primero que hice fue levantar la camiseta. Pude ver entonces como, entre sus firmes piernas, estaba su bulto bastante pronunciado, era evidente que Santiago tenia una erección, pero no quise mencionar nada por el momento.

Llevé mis manos por el borde de sus boxers y los deslicé pos sus piernas dando libertad a su verga que saltó hacia arriba. De hecho estaba bastante dura, Santiago no solo tenía una buena verga sino un nivel de excitación evidente. Antes de tocar su verga, y mientras sostenía su camiseta arriba para seguirle viendo le dije:

Yo: No se de que te quejabas, vos también tenés buen tamaño jaja

Santiago: Pues...no es tanto como el tuyo

Yo: Es grande hombre!!...- me quedé en silencio por unos segundos y con la voz entrecortada le pregunté – Te molesta si la toco?

Santiago: No, dale - respondió Santiago mientras soltaba mi verga y volvía pararse erguido frente a mi.

Ahora él levantó su camiseta y yo llevé mis dos manos a su hermoso pene. Con una rodeé su verga, con la otra traté de abarcar sus hermosas güevas que colgaban como apetecibles frutas. Estuvimos en esa posición por un rato hasta que Santiago bajó su camiseta, indicándome que era el momento de soltar su pene. Yo retiré mis brazos y lo miré a los ojos. Él no me estaba mirando. Sin acomodarse su pantaloneta ni sus boxers se sentó al lado mío sobre la banca. Los dos nos veíamos asustados y excitados. Yo estaba desnudo, con una gran erección frente a él. Santiago, por su parte, tenia su ropa puesta pero su dura verga estaba libre. No nos decíamos nada...

Yo: Y por que tenés la tuya dura? También te la estabas jalando en tu silla? – me atreví a preguntar finalmente.

Santiago: No...no...- sonaba inseguro Santiago - es que...no se, vos entendés, todo eso de desnudarse y tocarse...

Yo: Vos habías tocado a otro hombre antes?

Santiago: No nunca - se apresuró a responder Santiago, sonaba creíble - Y vos lo has hecho? - me preguntó?

Yo: No tampoco, nunca - respondí rápido.

Entonces decidí que debería arriesgar un poco. Así que inventé algo para no perder el momento que teníamos.

Yo: En realidad....sí, una vez. - le dije en un tono de voz muy bajo

Santiago: Como así?

Me quedé en silencio y luego le dije...

Yo: Me podés guardar un secreto?

Santiago: Si claro, decime.

Yo: Vos te acordás de Vázquez? el que entrenaba con nosotros? (me refería a un compañero que se había retirado de la liga un par de años atrás)

Santiago: Si, si me acuerdo por que?

Yo: Pues...una vez en mi casa, él y yo...estábamos viendo porno...

Santiago: Aja

Yo: Y pues, vos sabes...nos estábamos masturbando. Luego él tuvo la idea de hacerlo entre los dos.

Santiago: Vos a él y él a vos?

Yo: Si, exacto.

Santiago: Y lo hicieron?

Yo: Si, si lo hicimos...pero solo por un momento, no llegamos a nada

Santiago: Veo..y que? Que sintieron?

Yo: Pues la sensación es chevere...No hay nada mejor que se lo hagan a uno, sentir una mano ajena, me entendés?

Santiago: Si, si entiendo...Y por que no terminaron?

Yo: No, no se...nos sentimos mal, pienso yo.

Al parecer Santiago había creído toda mi historia, ya nada mas podía hacer yo, nos quedamos un momento en silencio. Santiago entonces apoyó sus manos en la silla y trató de mirar hacia afuera por las ventanas, como vigilando que no hubiera nadie cerca.

Santiago: Vos crees que se demore mucho en volver el chofer?

Yo: Pues yo creo que si, por que?

Santiago se quedó callado un momento y dijo

Santiago: Mirá, no me tomés a mal...pero...como vos y yo nos tenemos confianza...y pues...por lo que hicimos ahora...no se que pensás...que decís...si aprovechamos que ya estamos como excitados y que estamos solos y...hacemos lo que vos y Vásquez...

No se como me controlé para no arrebatarle de una buen vez su verga y empezar a mamársela.

Yo: Vos me querés decir...que nos masturbemos?

Santiago: Pues...si, si no te parece malo – respondió Santiago con un nudo en la garganta.

Me quedé en silencio por un momento, tratando de controlar mis impulsos.

Yo: Pues no se...pero...seguro no le decís a nadie?

Santiago: No, seguro

No le respondí, simplemente estiré un poco mi mano y tomé su verga tímidamente, de la misma forma como él tomó la mía inicialmente, como si la estuviera explorando. Después la apreté un poco.

Santiago: Esperáte - susurró Santiago

Se bajó su pantaloneta y sus boxers hasta las pantorrillas y subió bien su camiseta. Ambos nos acomodamos sobre la silla y nos miramos de nuevo.

Yo: Si viene el chofer que hacemos

Santiago: La puerta está cerrada, nosotros tendríamos que abrirle.

Seguí entonces dándole las caricias suaves y tímidas

Yo: Vos también me lo vas a hacer a mi?

Santiago: Si - susurró Santiago.

Dicho esto tomó mi verga y empezó a masturbarme firmemente. Nos dejamos de mirar y aumenté la fuerza en su pene también.

Yo me sentía en el cielo tocando a Santiago, no esperaba que pudiera pasar. Desde que nos quedamos a solas en el bus, había entrado en mi el deseo de aprovechar la oportunidad y tener algo con él. Era uno de los que más me gustaba en el equipo. Santiago me estaba masturbando firmemente, cerraba duro su mano y esto incrementaba mi placer. De vez en cuando soltaba mi verga y se dedicaba solo a la cabeza, lo hacia con las yemas de sus dedos.

Seguimos con los movimientos, los únicos sonidos eran los de nuestros suspiros, de vez en cuando nuestras miradas se encontraban pero solo fugazmente pues ambos sentíamos un poco de vergüenza por lo que estábamos haciendo. Entonces llegó el momento en que vi como la verga de Santiago empezó a lubricar. Su presemen empezó a mojar mi mano y supe que estaba cerca del orgasmo. Me detuve en ese momento y con mis dedos descubrí su glande. Posteriormente tome su presemen y lo regué por toda la cabeza de su verga, aplicando un poco de presión para masajearlo.

Yo: Como vas? - susurré

Santiago: Bien, eso me gusta, seguí haciendolo - respondió Santiago en vos baja - Vos la tenés ya durísima también.

Yo: Si, yo quiero venirme. Seguimos hasta venirnos?

Santiago: Si vos seguís, yo sigo también, hasta que te vengas

Yo: Hagámosle mas rápido entonces.

Nos embarcamos en una paja mas rápida, aplicamos aun más fuerza y no movíamos solo la mano sino todos nuestros brazos para llegar rápido al orgasmo. Santiago estuvo a punto de eyacular. Con su mano libre apretó fuertemente mi brazo. Bajé el ritmo en ese momento pues no quería que las cosas terminaran. Seguí rodeando su verga con mi mano pero sin moverla, me detuve del todo. Solo la miraba fijamente.

Santiago: Que pasa?¨

No respondí nada

Santiago: Dale seguí, no me digas que te arrepentiste

Yo: No, no eso, es que...

Santiago: Que pasa? – insistió Santiago

Yo: Estás seguro que esto se queda entre los dos cierto?

Santiago: Si, ya te dije que si! Pero no te detengás

Yo: Entonces...por que no aprovechamos...hagamos otras cosas

Santiago: Como así?

Yo: Si, hacéme caso, ya que estamos haciendo esto...a mi me gustaría explorar algo mas...

Santiago: Algo mas como que?

Yo: No se...

Sin decir más, acerqué mi cara a su verga y pasé mi lengua por la parte descubierta de su glande. Sentí como, al contacto de mi lengua con su verga, Santiago reaccionó tensionando sus piernas y su torso.

Santiago: Querés hacerme eso? - preguntó en un tono inaudible y lleno de excitación

Yo: Vos me lo harías a mi?

Santiago: No se, no se si soy capaz

Yo: Bueno, no importa, yo si soy capaz de hacértelo

Volví a agacharme y llevé esta vez toda su cabeza a mi boca, tratando de succionar lo mas fuerte posible. Santiago empezó a suspirar mas rápidamente. Sentía el sabor de su presemen y el sabor de su verga, me excitaba el olor de sus partes intimas y acariciar sus güevas que guardaban la leche que quería para mi. Volví a detener mi mamada, quería cambiar de posición

Santiago: Que pasó?

Yo:Quiero que vos te acostés en la banca...como venía yo durmiendo ahora...dale, rápido.

Santiago se paró de la banca, yo salí al pasillo. Se sentó en el borde y recostó su espalda cuidando de no golpear su cabeza contra la ventana. Sus piernas, obviamente, quedaron por fuera de la banca flexionadas y apoyadas en el piso. Le pedí que las cerrara un poco para poder bajar bien su pantaloneta. Yo me arrodillé sobre el pasillo, frente a él, y deslicé su pantaloneta roja por sus piernas. Se la quité sin quitarle los tenis Santiago se estaba ayudando con los pantaloncillos, al parecer tenía ganas de volver sentir mi boca rápidamente. Tomé los pantaloncillos y se los quité igualmente. Me parecía sexy verlo en camiseta y tenis pero sin nada mas que lo cubriera, Santiago recogió su camiseta descubriendo todo su abdomen.

Yo: Abrí un poco las piernas - le dije yo

Al abrirlas, Santiago expuso ante mi su pene en todo su esplendor. Estaba duro, firme, pesado, caía un poco sobre su abdomen por el peso. Estaba mojado en la punta. Sus güevas colgaban hermosas desde la base de su verga y alcanzaba a ver el comienzo de su culo. Sin pensarlo dos veces me apoyé en sus piernas para acomodarme y me acerqué tanto como pude a su cuerpo. Levanté su pene con una mano y lo puse en dirección a mi boca. Ya sentía el olor de Santiago y la boca se me hacía agua. Empecé a mamar frenéticamente. Lo metí a mi boca con todas las ganas, esta vez tragué todo lo que pude que no era ni la mitad de lo que Santiago me ofrecía. Acariciaba sus piernas mientras le daba una mamada con dedicación, usando toda mi boca, mis labios, mi lengua. Recorría todo su pene de arriba abajo. Cuando trabajaba en su punta, rodeaba el resto para masturbarlo. Que delicia el pene se Santiago, cada vez me regalaba más presemen, cada vez se acercaba más al orgasmo.

Yo necesitaba sentir más. Llevé una mano para masturbarme mientras con la otra tomé su pene. Llevé mi boca por sus güevas para besarlas, para probarlas, para lamerlas, mientras le daba una paja con una mano y me hacía una paja yo mismo.

Que rico se sentía todo. que bien la estábamos pasando.

Santiago: Ya casi, ya casi – susrró agitadamente Santiago.

Él apretaba duro el asiento, podía ver como sus manos se hundían en la cojinería. El orgasmo era inminente. Regresé a su pene dispuesto a beber cada gota de lo que Santiago pudiera ofrecerme. Pasaron unos segundos en los que succioné con todas mis fuerzas, hasta que mi joven amigo suspiró y gimió de forma tal que supe que había llegado el momento.

Inmediatamente mi boca se inundó del calor de su semen, yo no dejaba de mamarlo y masturbarme. Empecé a tragarlo todo, varias veces sentí como él disparó todo el fruto de su placer en mi boca. Era demasiado. Un poco alcanzó escapar, pero la mayoría me lo pude tragar, me sentía en el cielo. Santiago retorcía su cuerpo, contraía sus músculos, sudaba, gemía. Lo estaba gozando y yo aun más. Mi paja estaba ya casi por terminar también.

Santiago: Ya ahh- susurró Santiago mientras daba un largo suspiro y relajaba su cuerpo. El orgasmo había llegado a su fin para él, pero no había empezado para mi.

Solté su pene tratando de lamer el semen que hubiera podido escaparse. Después me puse de pie frente a él y con todas mis fuerzas me masturbé rápidamente, pidiéndole que no se moviera. Santiago miraba la escena fijamente, llevaba su mirada de mis ojos a mi verga. Yo estaba sintiendo un placer enorme, todavía con el sabor de su pene y su semen en mi boca. La excitación me obligaba a doblar un poco las rodillas. De pronto cerré mis ojos con fuerza y empecé a eyacular. El primer disparo cayó entre su pecho y su abdomen, los siguientes fueron inundando mi mano que no pudo con todo el liquido y se fue derramando sobre él, sobre su pelvis y sus piernas. No dejé de mover mi verga hasta que todo mi semen estuvo afuera. Sentí un orgasmo prolongado. Santiago estaba inmóvil, estaba recibiendo mi semen pero no le importó.

Yo: Ahhhh me vine mucho - suspiré mientras caí sentado en la banca opuesta

Santiago: Si, se ve que lo gozaste jaja

Yo: Vos también no?

Santiago: Si, bastante

Nos miramos a los ojos y sonreimos, pasaron unos minutos en los que nos quedamos inmoviles y en silencio, asimilando lo que acababamos de hacer.

Yo: Quedáte quieto. te voy a limpiar

Santiago: Listo

Tomé mis pantaloncillos y limpié primero mi mano y mi pene, después los doblé y pasé el lado limpio por las partes de su cuerpo que regué con mi semen. Una vez estuvo listo, Santiago se levantó y se sentó sobre la banca. Recogió su ropa que estaba en el piso y empezó a vestirse. Yo hice lo mismo.

Santiago: Ahora si deberíamos dormir un poco antes de que llegue el chofer.

Yo: Si, pero...te puedo pedir un favor?

Santiago: Si, claro.

Yo: Me puedo quedar con los pantaloncillos que estabas usando...

Relato gay: Con el guardia de seguridad

Con el guardia de seguridad
Esta historia, es otra historia real, que sucedió así como así, y es la sexta historia que conforma la saga de Historias de Sexo de Gente Común. Ocurrió un día como cualquier otro, me desperté temprano, como cada mañana, salí a correr por el parque, luego al gimnasio, y de ahí tenia que hacer unas compras en el Carrefour.
A todo esto, salí del gimnasio como a las 2 de la tarde y fui directo al súper para hacer mis compras diarias, en este ya me conocía medio mundo, porque iba bastante seguido y charlaba con la gente del lugar.
Pero ese día no estaba mi amiga Clara, que trabajaba como guardia de seguridad, estaba un chico morocho, llamado Luciano, y la verdad, que era todo un sueño con traje de guardia. Estaba más bueno que muchos que, hasta ese entonces conocía.
Él era el encargado del área – electrónica, Indumentaria, perfumería -, yo no le podía sacar la mirada de encima – o de abajo, ya que le miraba mas el culo que los ojos – y a tal punto que en ocasiones me confundí de carro en la misma zona, en el mismo estante en los mismo minutos en los que estuve allí.
Fui directamente a las cajas, pague las compras que hice, y me dirigí a la puerta, cuando lo volví a ver, mi corazón se salto de su lugar y me quede boquiabierto. Creo que no lo noto, o tal vez si, el caso es que pague, me fui y no lo volví a ver, sino hasta el sábado.
Fui con la idea de nueva compras y curiosear un poco, esta vez mi persona se encontraba en el área música, libros y computadoras, me puse a mirar libros y en una escapada de miradas lo vi. Estaba con su pantalón de vestir negro y ajustado, su camisa con tres botones sin abrochar, delatando su pecho fornido y musculoso, y en su cintura un cinturón que contenía su arma reglamentaria y un bastón de toques.
Me puse a imaginar que agarraba vaselina y me hundía su bastón por el culo, pero fue una idea fugaz. Luego que me ataba al cabezal de la cama con sus esposas y me empezaba a dar hasta que se acabara el universo, pero fue otra idea atónita a las circunstancias.
Con el correr de las horas y las semanas ya empecé a como a calentarme mas que una pava para el té cada vez que lo veía, ahí parado, con su culo prieto y respingó, esperando algún ladrón para detenerlo y aplicarle toda la fuerza de la justicia, y desgraciadamente yo era demasiado honesto como para que me detuviera.
Una tarde volví por un libro que quería comprar, cuando me lo encontré, sentí que se me caía la ropa de tanta emoción, bueno, es algo tonto, ya lo sé, pero fue lo que sentí. Pase junto a el y saque el libro de mi agrado, voltee a ver el precio cuando se saco sus lentes negros y me guiño un ojo y me hizo un gesto de agrado, mire para ambos lados, pensando que eran para alguien mas, pero me señalo y me volvió guiñar un ojo. Solo atine a una mueca/ sonrisa y me fui.
En toda la tarde y lo que quedaba de la noche no me pude olvidar de su mirada penetrante y su cu... ello, sí, eh.. cuello. Ja, ja.
En el trascurso de la semana era el mismo panorama, ahora era él, quien no me sacaba la vista de encima y me buscaba con la vista. Por ejemplo, si yo estaba en una punta y él en la otra punta, venia de allí y me miraba, fingiendo cumplir con su deber de guardia.
Hasta que un día, Clara me llamo por teléfono y me dijo que necesitaban un arquitecto para una remodelación del shopping, había un gran despliegue de personas trabajando por mejorar la estructura comercial del lugar. Cerraron todo para poder planear todo y que la gente no entrara mientras trabajábamos con tantos cables y planos.
El Sr. Bussi, el dueño, me llevo a su oficina y me mostró un plano con lo que él quería que fuera la nueva imagen del centro comercial en cuestión.
Me dijo que me pusiera cómodo y que tomara el tiempo que necesitara y que mandaría a alguien a custodial la puerta. Y a que no adivinan a quien mandaron a cuidar mi puerta, sí a Luciano.
Golpeo la puerta e hice que entrara, sin saber siquiera que era justamente él quien deseaba entrar, me lleve una gran sorpresa, se sentó en la silla que se encontraba en una esquina de la oficina y me dijo que me custodiaría hasta que acabara. Mientras trabajaba en la computadora de Bussi podía sentir su mirada caliente sobre mi cuerpo y eso me ponía nervioso.
Mientras yo trabajaba nuevamente en los planos, no sé de que manera, pero se escabullo hasta mi espalda y comenzó a hacerme masajes, con la idea de desestresarme. Que según él, antes trabajaba como masajista y que a toda la empresa les hacia masajes para evitar las contracturas.
Tenían éxito sus movimientos, por un lado estaba súper relajado, por el otro estaba súper excitado a mas no poder y con una poronga del tamaño de una botella de sidra. En eso, se me acerco al oído y me murmuro – ¿Quiere que se la mame un ratito?-, mi respuesta fue mas que satisfactoria para ambos.
Se arrodillo al instante y me bajo el cierre del pantalón, el bóxer y me mamo con el pantalón puesto, su lengua recorría mi pija de arriba abajo y parecía conocer cada horizonte de mi cuerpo, porque lo hacia con una gracia y una velocidad que deslumbraban mi imaginación.
Se saco el pantalón de un tirón quedando en bolas del cuerpo para abajo y se puso sobre el escritorio en cuatro patas, mientras decía – que esperas?, cogéme que me gusta tu pija, montame que tengo rienda suelta -, y no me pude rehusar a su pedido, ya que soy demasiado solidario, o sea, le di y le di a mas no poder.
Su culo lloraba mi leche, y a medida que le introducía mi nene, largaba gemidos extensos que en ocasiones me arrancaban el oído, luego la situación se invirtió y los roles cambiaron de manos, o de verga.
Me puso bocabajo y me encajo su chota sin ninguna compasión, mas que caliente parecía poseído, y que mas esperar de alguien que durante 20 minutos soporto mis embestidas colosalmente. parecía un toro embravecido, me la plantaba descomunalmente, mi culo rojo, abierto y palpitante rogaba por un poco de clemencia por parte de mi opresor, que no tenia intenciones de detener su marcha.
Como a los 10 minutos, llego Bussi a preguntar si estaba todo bien, le grite que si, que estaba todo súper bien y que demoraría un rato mas. Era un éxtasis nunca antes experimentado, por un lado mis bolas estaban duras como piedras y por el otro mi culo, abriéndose y cerrándose como la puerta de un ascensor.
Luego note que de la punta de su gran pija empezaron a salirle unas gotas de liquido blanco, que mas que gotear parecían chorrear a gran cantidad, lo emanaba en cantidades industriales, con decir que mancho todo el sillón en la que realizábamos nuestra lucha cuerpo a cuerpo.
Luego de esto nos vestimos y salimos como si nada hubiera pasado, pero demostrando un gran bulto cada uno, la gente nos miraba el tamaño, pero no sospechaban nada. Cada vez que el trabajo terminaba nos encerrábamos en el baño a coger y seguir cogiendo, para aumentar nuestro deseo por el prójimo.
En cinco fáciles palabras: SE – ACABO – EN – MI – CULO. Es todo lo que puedo decir. Pero acá no termino esta clase de encuentros, continuaron a lo largo de unas... 4 semanas, hasta que tuve que viajar a Barcelona y perdí su contacto, pero durante esas semanas, hubo demasiado sexo, alcohol, desenfreno, y un sinfín de ocasiones en que el sexo anal era mas visto que un simple Hola.

Relato gay: El novio de mi prima

Todo sucedió el jueves pasado en mi ciudad. Había salido a dar una vuelta con mis amigos, como de costumbre. Hicimos lo de siempre, nos bebimos unas copitas en mi piso y después salimos a dar una vuelta a los pubs de una conocida plaza. Entramos en un bar pequeñito, y aprovechado por
el dueño como pub, ya que por esa zona siempre anda gente joven... bailando me encontré casualmente con una prima que vivía en mi pueblo. Era una prima segunda con la que apenas tenía contacto, pero ya se sabe que cuando te encuentras con alguien en una ciudad que no es la tuya parece como si los lazos que te unen con la otra persona se estrechasen. Es una cosa curiosa. Estuvimos saludándonos y eso, lo típico. ¡¡¿qué haces por aquí?? Nada, yo estudio aquí... en fin, nada interesante. Un chico estaba con ella. Era alto, moreno, y vestía con unos vaqueros anchos y camiseta ajustada. Se veía que pasaba un buen ratito diario en el gimnasio. Me lo presentó, y seguimos hablando. El chico me contó que era de Sevilla, pero que venía a Cáceres a ver a su novia... y bueno, poco más. Lo que más me sorprendió es que ella me pidiera el teléfono, y me dijera que ya quedaríamos para tomar algo... Cuando volví con mi grupo de amigos empezaron a preguntarme que quién era
esa chica, que qué buena estaba... la verdad es que mi prima llama la atención. No es muy delgada, pero tampoco nada gorda, y lo que más llama la atención son sus tetas, que ella muestra orgullosa con generosos escotes. Seguimos bailando, y según avanzaba la noche lo hacía también nuestro estado etílico, que en el caso de algunos de mis amigos empezaba a ser preocupante. A las 3 de la mañana ya sólo quedábamos 3... Con todo esto, de repente mi prima y su novio se acercaron a mí y me despidieron, diciéndome que ya nos veríamos... lo típico. Los despedí y seguí bailando. Tras cambiar de bar un par de veces, ya nos encontrábamos bastante cansados, pero teníamos ganas de cachondeo así que seguimos bebiendo y bailando. De repente sonó mi móvil. Era un número desconocido. Aunque no tenía ni idea de quién podía ser, lo cogí. Era el novio de mi prima, diciéndome que dónde estaba, y que si me importaba que viniera a tomarse algo con nosotros, ya
que mi prima ya se había quedado dormida y él no tenía ganas de dormir y sí de tomarse una copa y bailotear un rato. Yo le expliqué dónde estábamos y a los 10 ó 15 minutos se presentó allí. Seguimos hasta las 6.30 de la mañana sin parar de bailar, y una vez que nos cerraron todos los bares decidimos irnos para casa. Como siempre, yo pensaba ir andando, pero el novio de mi prima dijo que había traído coche, y que nos acercaba. Sólo 2 de nosotros vivíamos lejos, así que mi otro colega se fue andando y él nos acercaría a los dos. Dejó a mi otro amigo, y ahora me llevaría a mí. Empezamos a hablar y me dijo que por qué no nos íbamos al piso de su novia a tomar algo antes de irnos a la cama. Entonces yo acepté, ya que me daba igual una hora más que una hora menos... Una vez allí, sacó una botella de ron y nos echamos una copa. Empezamos a
hablar de todo un poco, hasta que salió la conversación de mi prima. Me dijo que le encantaba, y que estaba muy bien con ella, pero que... no quería follar aún. Por lo visto llevaban 5 meses y ella se negaba, así que él tenía un calentón que no era normal. Además me dijo que era fiel, y que no sabía cuánto tiempo iba a aguantar... Yo le comenté que no tenía novia ni nada por el estilo, y que también llevaba un tiempo muy caliente. Entre desvaríos terminamos hablando de travestis, de si seríamos capaces de follarnos a un/a travesti... al final él terminó reconociendo que no le importaría. Los dos reíamos, presos de la situación de euforia que nos producía el ron. Para animar aún más la fiesta, habíamos puesto un canal de televisión en el que ponen porno por las noches, y yo me estaba calentando ya demasiado. Hubo un rato de silencio, que se vio interrumpido cuando él me dijo que si le importaba que se hiciera una paja. Yo me quedé extrañado, pues yo nunca hubiera hecho eso delante de un extraño, pero le dije que no me importaba, así que la sacó y empezó a acariciársela. yo le miraba de reojo, ya que me sorprendió que la tenía muy grande. Todo lo que estaba sucediendo me gustaba, y estaba empezando a
imaginarme encima de él, aunque no quería pensarlo, ya que a él no le gustaría la idea... eso pensaba yo. Yo estaba tan caliente que ya sin preguntar nada me la saqué también, y empecé a acariciarme. Pero casi sin darme cuenta comencé a mirarle a él, que miraba la tele con cara de vicio... entonces él me sorprendió mirándole, y me preguntó que por qué lo hacía. Yo estaba muerto de la vergüenza, y le dije que por nada. Sin mediar palabra, se levantó del sofá donde estaba y me dijo que si me gustaría tocársela. Yo estaba muy avergonzado, y casi sin mirarle asentí con la cabeza. Se colocó delante de mí, no sin antes ir a ver si mi prima dormía. Casi nos habíamos olvidado de ella, pero allí estaba, dormida profundamente mientras su novio se ponía caliente con un tío. Entonces, mientras se la tocaba, me preguntó que si alguna vez había hecho algo de sexo con un tío, y yo le contesté que sí. Me preguntó que si se la había chupado a alguno, y también le contesté
que sí. “Y por qué no lo haces ahora??” fue así de directo y tajante. Me la metió en la boca y empecé a chupársela despacio. Estaba muy caliente, y lo que ahora me apetecía es que me la metiera en el culo, así que no quería que se corriera. Entonces me aparté un momento y me bajé los pantalones del todo. Mientras le chupaba me acariciaba bien los huevos y el culo, sin querer tocarme la polla porque podía correrme en cualquier momento. De repente la sacó y me dijo “qué bonitos tus calzoncillos. Estaba pensando que, si no te importa, podías ponerte otra cosa más sexi”. Le dije que me pondría lo que me pidiera con la condición de que me follara el culo . Él puso cara de asombro, y con una sonrisa asintió. Fuimos a la cocina y junto a la lavadora encontramos un cesto donde se pone la ropa sucia que después va a la lavadora. Allí había un tanga de Cristina (su novia) y me preguntó que si me gustaba. Asentí, y me dijo que me lo pusiera. Él se fue al salón y
yo me quedé cambiándome allí. Era un tanga de color lila, y antes de ponérmelo lo olí. Me encantó y me puso aún más cachondo. Cuando salí al salón ya sólo llevaba el tanga, y él estaba sentado en el sofá con el aparato completamente tieso. Mi polla asomaba por la parte de arriba del tanga, y se veía que estaba chorreando. “estás caliente verdad?” me
preguntó. Le asentí. Le dije que ahora tenía que cumplir su parte del trato... y se empezó a reir. Se levantó y me dijo que me colocara allí a 4 patas. Entonces me acordé de la vaselina... no había!! Le pregunté que si tenía y me dijo que no. “entonces tendrás que seguir chupándomela...” la verdad es que creo que al principio no le hacía mucha gracia metérmela...
fui a la cocina y abrí la nevera. Había un bote con mantequilla, y yo ya sabía (por mi experiencia con pepinos etc.) que lubricaba muy bien. Se lo dije y me volví a colocar. Con cuidado me untó mucha en el culo, y me metió un par de dedos. Se colocó sobre mí y la empezó a meter. Gemía un montón, como si no hubiera follado nunca. Era muy grande y me estaba haciendo algo de daño, pero a la vez me encantaba. La metió de una sola vez, sin importarle mis pequeños grititos de dolor... cuando me la metió un par de veces ya me había corrido. Noté un chorro muy caliente salir de mi polla, y recogí con mis dedos lo que salía, chupándolo mientras sentía al novio de mi prima cabalgar cada vez más rápido dentro de mi culo. No dejaba de gemir, y me dio miedo que me escuchara, pero la verdad es que en ese momento me daba igual que nos pillaran, yo sólo quería que me follara bien. Tenía la polla muy grande, yo nunca había tenido algo así dentro. Tras un rato así
colocados me dijo que se iba a correr ya, y entonces le pregunté que si quería que se la chupara... me dijo que sí. y le dejé que terminara en mi boca. Yo ya estaba tan caliente que no me daba asco nada... se la limpié bien y me quedé sentado junto a él en el sofá. Entonces me dijo que me colocara boca arriba y subiera las piernas bien. Acababa de correrse y quería más... me coloqué sin quejarme, y me la intentó meter. Tropezó con el tanga de su novia, y; sin decir palabra lo rompió de un tirón. Entonces me empezó a follar así, mientras me miraba y me decía que si me dolía... yo le contestaba que un poco, pero que siguiera... “no voy a parar chaval aunque te reviente”... decía muchas obscenidades, que a mí me excitaban aún más. Tras un rato así le dije que yo también sabía moverme, que se sentara en el sofá, me subí sobre él y empecé a moverme deprisa. Tuve que parar para untar un poco más de mantequilla en mi culo y su polla para así poder moverme más
rápido. Mientras cabalgaba me la empecé a menear hasta que me corrí. La corrida le saltó un poco a la cara, y se la limpió con cara de darle asco... pero él estaba tan caliente que no se podía quitar. Cuando menos lo esperaba empezó a agarrarme fuerte de la cintura y a apretarme bien con su polla dentro hasta que se corrió. Dejó de moverse y me dijo que me quitara de
allí, y que me fuera, que aquello es como si no hubiera pasado. Yo le dije que ya lo sabía, que para mí tampoco había pasado. Me fui a mi casa y dormí desnudo, no sin antes hacerme una paja chupando el semen que aún salía de mi culo abierto... Por cierto, no he vuelto a verlos a ninguno de los dos, pero cuando la vea a ella igual me da un poco de vergüenza... jaja. Y me pregunto, qué habrá pensado al ver su tanga roto? Así termina mi segundo polvo con un hombre. Desde que terminé de follar estaba deseando escribirlo para que la gente que lo lea disfrute y se haga alguna paja...