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domingo, 24 de marzo de 2013

Relato gay:Con el modelo

o estaba esperando el bus para irme a trabajar. Era un día normal y no esperaba que algo fuera de lo usual sucediera. Mas cuando llegó el bus y subí a el, al instante me percaté de un chico. Este rondaría los 25 años y lo primero que me llamó la atención fue… ¡aquellos ojos color verde! Nunca había visto unos como aquellos y fue como si me hubieran paralizado por un instante. Él pareció darse cuenta que lo observaba, pues dos segundos después su mirada se posó en mi y pude ver en aquellos ojos que yo le gustaba. ¿Cómo podía saber eso? ¡Pues no lo se! supongo aquel radar que tenemos todos nosotros jajaja. Bueno, siguiendo con su apariencia física, el chico por más que estuviera sentado se le notaba que era alto, de 1.80m más o menos, fornido, y apostaría a que iba a un gimnasio. Llevaba un polo más o menos pegado, el cual dejaba denotar el buen cuerpo y brazos que poseía. Su pelo era corto de color negro, el cual lo llevaba parado en puntas. Cuando él me miró, inmediatamente yo muy nervioso, desvié su mirada y me fui a sentar un asiento delante de él.
El saber que lo tenía detrás de mi, hizo que me pusiera aun mas nervioso y me preguntaba si me seguiría observando, pues no se porque, sentía como que tenia clavada su vista en mi. Más de repente mis pensamientos fueron interrumpidos al sentir que me tocaba el hombro. Sorprendido y aun nervioso giré a verlo. Él se había inclinado hacia delante y cuando lo miré, me sonrió preguntándome la hora. Con los nervios que tenía, no lograba sacar mi celular del bolsillo y cuando por fin lo hice le dije lo que él quería saber.
–Uy, pero que rápido se pasa el tiempo –me dijo volviendo a sonreír.
Yo no tenía la menor idea de que decir y solo sonreí torpemente.
–Se suponía que tenía que llegar a las 6 –continuó diciéndome.
Dándome el valor que me faltaba tomé aire y le respondí.
–Si… yo también estoy atrasado.
–Soy Richard –dijo él extendiéndome su mano
–Yo Sebastián –le dije tomándole de la mano.
–Mucho gusto Sebas –dijo él soltándome la mano después de haberme dado un buen apretón.
–¿Y para que estas tarde? –me atreví a preguntarle.
–Bueno, soy abogado y un cliente me esta esperando.
Poco a poco la conversación fue tornándose menos incomoda para mi y él me hacia chistes haciéndome reír de todo. Lo malo fue cuando él estuvo ya muy cerca de su destino y comenzó a despedirse. Me moría por pedirle su mail, teléfono ¡cualquier cosa! Pero no era capaz. Más, sin que yo me lo esperase, él me pidió mi número de celular. Por supuesto yo se lo di, y prometió llamarme para vernos algún día. Ya se imaginaran ¡Todo aquel día estuve pensando en él!
El fin de semana, a eso de las 7pm mi celular sonó. Apenas timbró y vi un número desconocido pensé en él. Pero claro, era imposible, ¡no podía serlo! Así que quité aquel pensamiento de mi mente y ya se imaginaran mi sorpresa cuando escuché aquella voz grave y sexy a la vez. Me preguntó si me recordaba de él, a lo cual inmediatamente yo le respondí afirmativamente. Me dijo que por alguna extraña razón no me había podido sacar de su cabeza. Cuando dijo eso fue como si el mundo se me viniese encima. Aprovechando aquella oportunidad le dije que yo también había estado pensando mucho en él.
–¿De verdad? –me preguntó como aguantándo una risita.
Yo reí y le contesté que si. Me preguntó si estaba libre, si podía salir hoy mismo. Yo simplemente no lo podía creer y accedí de inmediato.
Aquella noche lo volví a ver y ¿me creerían si les digo que estaba aun mucho más simpático? ¡El chico parecía un modelo! Me invitó a cenar y conversamos largo y tendido. La química entre ambos era muy fuerte y el pagó la cena después de muchas insistencias, pues yo no quería que él lo hiciese.
Ya era tarde cuando salimos y las calles ya no eran tan transitadas. Ambos comenzamos a caminar cuando de repente él me detuvo y me miró directo a los ojos.
–Sebastián –me dijo–. A mi me gusta ser directo, y yo se que tú tienes dudas de mi al respecto… Pero quiero que sepas que no estas imaginándote cosas. Y… en verdad me gustas mucho.
Fue en aquel momento que pensé que alguien me iba a despertar. Pues esto no podía estar sucediendo ¡tenia que ser un sueño! Me quedé sin habla mientras él me miraba fijamente.
–¿Te gusto? –me preguntó arqueando una ceja.
Lo único que yo pude hacer fue asentir con la cabeza y él sonriendo me atrajo hacia si y comenzó a besarme. Sentir sus labios tocando los míos y la sombra de su barba raspándome de vez en cuando, fue la sensación más elevada que he tenido en toda mi vida. Lo abrasé agarrando su espalda mientras él me llevaba hacia la pared en donde me sentí como su prisionero mientras él me seguía besando. No se cuanto tiempo estuvimos así, pero para mí fue infinito y cuando el dejó de hacerlo me dijo:
–¿Vamos a un lugar en el que estemos solos?
Por supuesto yo sabía a lo que se refería. ¡Como iba a poder negarlo! Lo único que pude hacer fue asentir nuevamente y él sonriendo me llevó consigo.

Apenas ingresamos a la habitación me tiró sobre la cama mientras se desabotonaba la camisa, y pude ver su torso. Tenía unos abdominales de revista, y sus pectorales… ¡era la viva imagen del chico de mis sueños! Se echó encima de mí, ahora con el torso desnudo mientras me quitaba el polo de encima y volvía a besarme. Su cuerpo encima del mío hizo que todo dentro de mí saltara y me desconectara del mundo exterior. Ahora solo existíamos él y yo mientras no dejaba de tocarle el cuerpo. Volviendo a levantarse, comenzó a desabrocharse el cinturón, mas yo me levanté y me eché encima de él. Lo volví a besar para después bajar a su cuello… a su pecho…su abdomen, mientras con mis manos seguía desabrochando sus jeans. Le bajé a medias el pantalón mientras acariciaba sus muslos, para luego comenzar a frotar su verga por encima de su ropa interior. El emitió un ligero gemido cerrando los ojos, y yo ya no aguantando mas lo terminé de desnudar. La tenía de un tamaño considerable y cuando comencé a masturbarlo pude darme cuenta que la tenía tan dura como una roca. Esto me excito aun más y comencé a chupársela. El al instante comenzó a moverse mientras gemía y yo no paraba. Yo estaba totalmente excitado y el solo hecho de tener la verga de un tipo como él, parecía producir múltiples orgasmos dentro de mí. Deje de hacerlo por un momento para bajar hacia sus testiculos y comenzar a chupárselos al momento que seguía masturbándolo. El gimió aun mas y me di cuenta que le encantaba que lo hiciese por lo cual comencé a pasear mi lengua alrededor. No quería dejar de chupársela, pero él sosteniéndome de la cabeza me levantó y luego me echó de espaldas, al momento que comenzó a desabrocharme el cinturón. Jaló mis pantalones, desnudándome por completo para luego abrir el cajón de la mesa de noche del lado y sacar un tubo de lubricante. Comenzó a echarse una generosa cantidad por toda aquella gran verga que poseía, para luego separar mis piernas e introducirme dos de sus dedos. Gemí un poco mientras él me los metía una y otra vez. Luego, dejando de hacerlo, comenzó a penetrarme. Empezó despacio, hundiendo lentamente toda su verga dentro de mí hasta que me la metió toda. Luego comenzó a moverse de adelante para atrás rítmicamente haciéndome gemir muy fuerte. Era la primera vez que estaba con un chico como aquel, de aquel aspecto físico tan perfecto, por lo cual sentí como si fuera la primera vez que realmente me follaba un hombre. Me dolía si, pero a la vez sentía una sensación única que me excitaba a mas no poder. Lo atraje hacia mí y comencé a besarlo mientras él seguía penetrándome. El oír sus gemidos de excitación cerca de mi oído era lo máximo. Luego de unos minutos, él se sentó, apoyándose sobre el espaldar de la cama y yo me senté sobre él comenzando a saltar sobre toda su verga. En esta ocasión sentí todo su miembro entrar hasta el fondo, tocando mi punto máximo y haciéndome gemir del placer. El gemía igualmente mientras me apretaba hacia si, haciéndome sentir no solo su verga si no sus abdominales y pectorales apretando fuertemente contra mi.
No se cuanto llegó a durar todo, pero como les dije antes, para mi fue infinito y la mejor follada que he tenido en mi vida. Me di cuenta que él ya estaba llegando al final debido a sus jadeos mas sucesivos, y cuando trató de desprenderse de mi para venirse yo lo detuve y le dije que se viniera dentro de mi. Entonces comenzó a moverse con aun más potencia, haciéndome gritar, gemir, mientras me la metía a toda velocidad para luego comenzar a gemir fuertemente mientras comencé a sentir toda su leche dentro de mí como una explosión. Esto hizo que me viniese al instante yo también, haciendo que ambos acabáramos al mismo tiempo…
¿Qué fue lo mejor de todo esto? La verdad no lo se… ¿Sus grandes gemidos cuando estaba viniéndose mientras me apretaba fuertemente hacia si? Tal vez esa fue la mejor parte...
Me volví a ver varias veces con él y la mayoría de esas veces lo volvimos a hacer. Mas esta historia no tiene un final feliz; pues este chico era bisexual, como después me entere, y luego de un tiempo comenzó a salir con una chica, por lo cual poco a poco dejamos de comunicarnos.

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