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miércoles, 20 de marzo de 2013

Relato gay:Profesor alumno

El día de ayer fue viernes, y resultó ser un día genial. Principalmente porque descubrí que el profesor Benjamín, además de ser un machote guapo, es una persona muy dulce y agradable. Como le debo un control de trote tuve que charlar con él un rato y en ese lapso de tiempo me di cuenta de lo bueno que puede ser, tanto que decidió hacerse un tiempo el día de hoy para tomarme el control y ahora mismo iba a encontrármelo, se supone que estará esperándome a la entrada del corral. Estaba acercándome al lugar cuando lo veo agitar su mano en el aire. Me apresuré al verlo sonriente, me causó la impresión de que me había estado esperando con ansias. Cuando llegué me frotó el hombro y me rodeo con su brazo, algo que me dejó totalmente desconcertado pues siempre pensé que no era de su agrado. Me explicó las reglas y comencé a trotar, debía llegar hasta una colina lejana y él iba a ir a mi lado tomándome el tiempo, por supuesto que para él no supondría ningún esfuerzo ya que es un hombre muy atlético y fornido. Mientras trotaba a mi lado me percaté de lo sensuales que son sus piernas; musculosas y peludas, tan gruesas como un tronco. Su short era muy ajustado y sensual, además todos concuerdan en que tiene un trasero exquisito. Ni hablar de su torso, es uno de los mejores que he visto, claro si se trata de un profesor de educación física. Pasaban y pasaban los minutos de trote y cada vez me sentía peor, el agotamiento era terrible y hacía mucho calor, de pronto me di cuenta que ya estábamos al pie de la colina.
— ¡Vamos, Alextian, que se puede!—No parecía cansado en absoluto.
De pronto sentí que mis ojos se cerraban solos y sin darme cuenta perdí el conocimiento, lo siguiente que supe fue que me encontré recostado sobre el pecho desnudo, tibio y peludo del profesor Benjamín mientras él me acurrucaba y acariciaba mi cabello con sus calidas manotas de hombre adulto. Alcé la mirada y me sonrió con una mirada cálida. Me di cuenta de que uso su polera para arropar mis piernas, pues ya hacía frío y yo andaba de shorts.
—Te desmayaste debido al cansancio, te esforzaste mucho—Concluyó su frase con una tierna caricia en mi mejilla.
—Mhhmh, qué decepción… Lo siento, supongo que tiene frío—Deduje
—No te preocupes, gracias a ti me mantuve calientito—Me percaté que lo estaba abrazando con mucha fuerza, y que nuestras piernas estaban entrelazadas e inconscientemente lo estaba acariciando. Entonces me di cuenta de lo calido y musculoso que era su cuerpo. Y los vellos de sus piernas me excitaban al rozar mis piernas suaves. No me preocupé y en un gesto muy tierno acaricié su pecho peludo con mi mejilla y proferí:
—Gracias—luego sonreí.
—Era lo menos que podía hacer por ti, después de ese tremendo esfuerzo que tuviste que hacer, eres un niño muy perseverante, eso es adorable—Acarició mi mejilla con ternura provocándome una gran excitación.
Luego nos paramos y yo tenía mucho sueño, sin embargo teníamos que bajar la colina.
—Supongo que estás muy cansado, ¿no quieres que te cargue?
—No se preocupe, debe ser muy molesto—Terminé la frase con un bostezo.
—No es ninguna molestia, además tú eres muy liviano—Se me acercó por detrás y mientras me agasajaba frotó mi abdomen, la situación era muy excitante.
—Y usted muy fuerte—Señalé acariciando su musculoso brazo, él en un gesto de aprobación hizo fuerza y el musculoso brazo se endureció aún más.
Luego me cargó en su lomo, yo me afirmé de su torso desnudo. Mientras avanzábamos acariciaba su pecho musculoso, era tan duro y a la vez tan agradable, era muy calido. Los vellos eran tan suaves y agradables. Se podía sentir el latir de su corazón. Cuando llegamos al pie de la colina me saqué la polera que me había prestado y se la pasé ya que hacía mucho frío y entonces seguimos el camino hacia la ciudad.
En el camino nos fuimos platicando y fue muy ameno, me di cuenta de que el profesor es una persona muy dulce. De pronto comenzó a correr una brisa fresca.
—Ven, no quiero que te enfermes—Me acercó hacia su cuerpo y luego me rodeó con sus brazos fornidos para darme calor.
—Muchas gracias, es muy amable—Osé acariciar su torso cálido mientras caminábamos, se expandía y contraía con cada respiración y sentía su corazón latir.
—Sabes Alex, supongo que puedo llamarte así…
—Claro, no se preocupe.
—Bueno, Alex, estos últimos días me han servido para conocerte mejor, y me he dado cuenta que eres un niño muy dulce—Demoré unos segundos para asimilar lo que escuchaba, luego acarició mi cabello tiernamente.
—Bueno, yo creo que usted es muy dulce también profesor, y en estos últimos días me ha gustado mucho pasar tiempo con usted, el que se quedara cuidándome en la colina me hizo sentir muy feliz—Declaré con el tono de voz mas tierno posible y luego coquetamente me acurruqué en su pecho y lo abracé por la cintura en gesto de cariño.
Sin darnos cuenta ya habíamos llegado al corral, un momento más tarde ya era hora de despedirnos, después de todo ya era de noche.
—Qué lástima que tengamos que despedirnos, la pasé muy bien junto a usted profesor.
—A mi también me gustaría seguir platicando, pero ya es muy tarde, aunque me encantaría volver a verte. El día de hoy descubrí que me agradas mucho Alex.
—Usted también profesor, desearía volver a pasar un día con usted…
—Dime, ¿estás ocupado mañana? Porque puedes venir a mí casa, además yo vivo solo y podrías hacerme compañía.
—No tengo nada que hacer, además estoy solo también, mi mamá no vuelve hasta el viernes próximo.
— ¿Enserio? pero el lunes es feriado, ¿por qué no te quedas a dormir en mi casa? podemos hacer una mini-pijamada de dos personas, jaja.
—Jaja, me parece genial, usted es muy gentil profesor—Sin pensarlo lo abracé tiernamente.
—Seguro que la vamos a pasar muy bien, bueno, hasta entonces —Y en un gesto sorpresivo me dio un beso en la mejilla, lo que me dejó plasmado y excitado.
¿Será acaso que el profesor Benjamín se siente atraído por mí? pues eso sería fenomenal, cuánto desearía poseer su cuerpo de macho descomunal. No puedo esperar porque llegue el día de mañana y visitarlo en su intimidad. Estoy decidido a coquetearle al máximo, ésta vez agotaré las probabilidades, estoy seguro de que me encontraré con alguna sorpresa.

Y el día llegó, está ya atardeciendo y el guapo del profesor va a venir a buscarme en su auto, ¿no es genial?
Minutos mas tarde sentí la bocina sonar fuera de mi casa, como esperaba salí a encontrarme a Benjamín con ansias, sólo llevé una mochila con mi pijama, que por cierto es muy provocativo. Al Salir me lo encontré mirándome por la ventana de su auto, sus ojos verdes tenían una expresión tan adorable, es muy lindo.
—Hola profesor.
—Dime profe, Alex. Bueno, súbete—agitó su mano indicando la invitación.
El auto estaba muy cálido y puso la radio, la música que tocaban era buena y el aroma era exquisito, el ambiente era bastante romántico después de todo, ¿no será que estaba preparado?
—Que bueno que vino, estaba ansioso por que llegara—una vez dicho esto, me sonrojé coquetamente.
—Claro que iba a venir, yo también estaba ansioso por verte, anoche soñé contigo…—con esas palabras me hizo suspirar, además porque me rodeó con su brazo y me atrajo hacia su cuerpo, luego comenzó a acariciarme la mejilla, su mano era tan cálida y grande, se sentía tan bien, en un gesto involuntario se la acaricié y el sonrió dulcemente.
— ¿A, si? yo no recuerdo los sueños que tuve, pero es seguro que estuvo en alguno—no podía quedarme atrás.
— ¿Por qué estás tan seguro?
—Siempre sueño con cosas que me hacen feliz.
— ¿Yo te hago feliz? esto, no sé qué decir…
—Al menos ayer lo fui, gracias a usted profesor—Me recosté en su pecho de una forma muy coqueta, a estas alturas que más da.
—Ahhh, claro… Bueno, espero que hoy también te diviertas conmigo, estoy seguro que si…—cuando terminó la frase ya habíamos llegado a su casa.
Entramos inmediatamente, era un lugar muy amplio, se ve que es un hombre muy ordenado, a pesar de vivir solo. Nos acomodamos en un sofá, era bastante agradable y grande, tanto que el profesor decidió estirarse en él.
—Anda, recuéstate, ponte cómodo—Tomó mi mano y me impulsó sobre él, quedé acostado sobre su cuerpo de machote recio. Entonces pude sentir como su miembro sobresalía de la ropa y rozaba mi culo, era un gran bulto exquisito, comencé a sentir una excitación muy grande.
—Es bastante cómodo profesor—Me acurruqué en su pecho y comencé a acariciarlo.
—Eres bueno haciendo cariño Alex.
—Ehh, ¿enserio?
—Claro, tus manos son muy suaves—Entonces rodeó mis manitas entre sus manotas de hombretón, eran muy grandes y cálidas.
—A mi me agradan también sus manos, son tan grandes y tibias, me gusta sentirlas—No puedo creer que tuve el valor para decir eso.
—Es bueno saber eso—sonrió tiernamente— ¿por qué no nos quitamos los zapatos?, así es más cómodo ¿no crees?
—Tiene razón—Nos quitamos los zapatos y quedamos en calcetines, los míos eran púrpuras con motivos Emo.
—Que lindos tus calcetines Alex, pero quítatelos también.
—Los calcetines también, ¿para qué?—Me los quité y el también se quitó los suyos, la verdad es que se me helaron los pies bastante rápido.
—Para poder hacer esto—No pude eludir la excitación cuando comenzó a frotar mis pies con los suyos, eran tan grandes y calientes, hasta eran peludos, era la mejor sensación.
—Es muy agradable profesor, sus pies son muy calidos.
—Quería entibiar tus pequeños pies, son muy suaves ¿sabes?
—Que bien.
— ¿Te gusta?
—Si, mis pies se enfrían fácilmente, gracias.
—Bueno, ¿no quieres comer algo?
— Si, ahora que lo menciona, tengo mucha hambre.
—Pues tengo pizza, espera unos 5 minutos en que se caliente ¿de acuerdo?
Fue a hornear la Pizza y encendió la TV, cuando estuvo lista la pizza la sirvió en platos y se sentó a ver la televisión a mi lado.
—En las noticias siempre pasa algo trágico, por eso no me gusta verlas…
—Oh, lo siento profesor no lo sabía.
—No te preocupes, puedes ver lo que quieras.
—Seguro están pasando alguna película buena en uno de la decena disponibles.
—Es probable, busca uno si quieres—se levantó y apagó la luz, sintonicé un canal y justo estaban dando una escena romántica. En ese instante llegó a mi lado y me abrazó por detrás, rodeó mi cintura con sus grandes y musculosos brazos sin mediar explicación, casi me desmayo.
—La película parece interesante—dijo en un tono travieso.
—Así parece, a mí me encantan las películas románticas.
—Entonces eres un muchacho muy tierno Alex—Acomodó su barbilla en mi cuello, me excitaba la barba.
—Podríamos decir que sí—mi voz titubeaba.
—Yo creo que sí, eso es muy lindo en un chico—Susurró a mi oído y un escalofrío recorrió mi cuerpo, luego acarició dulcemente mi cabello con su mano izquierda, la misma que luego descendió hasta encontrarse con la mía. Entonces la escena terminó.
—Bueno, ya terminamos, pásame el plato, lo voy a dejar en el fregadero.
—Me voy a lavar los dientes—cogí mi cepillo de la mochila y entré al baño, supe cual era porque la puerta estaba abierta de par en par, igual que la de las demás habitaciones, supongo que como vive solo no le importa dejarlas abiertas. Un instante después abrió la puerta y entró con su cepillo de dientes en la mano, se colocó luego detrás de mí como suele hacerlo y comenzó a cepillarse.
— ¿Quieres bañarte Alex? puedes usar la tina si quieres.
—Está bien-La verdad necesitaba refrescarme con la fogosa situación que estaba viviendo.
El agua de la tina era tan cálida que me excitó, de pronto comencé a tener fantasías con el profesor Benjamín, y es que tanto observar sus cualidades físicas, y sentirlas, me había afectado. Me detuve a observar mi cuerpo, me di cuenta de lo delgado y estilizado que estaba, además mi piel es muy suave, me pregunto si al profesor le gustará.
Salí del baño y el estaba esperando en el mismo sofá.
—Creo que es mi turno—Entró a bañarse él esta vez, mientras yo esperaba en el sofá. Mientras escuchaba el sonido del roce de la esponja con su piel me lo imaginé desnudo. Aquel cuerpo escultural sin ropa, musculoso y peludo, con aquel enorme trozo de verga al alcance, me hizo excitarme aún más. Entonces me dieron ganas de ir a ver si ya había terminado, cuando de pronto me doy cuenta que la puerta estaba abierta y el estaba saliendo de la ducha. Lo contemplé nada más de espaldas, pero no pude evitar la erección, salí rápido del lugar avergonzado, espero que no me haya visto, debí suponer que iba a dejar la puerta abierta, después de todo está acostumbrado a hacerlo.
—Disculpe profesor ¿Vamos a ir a acostarnos ahora?
—Si—respondió desde el baño.
—Entonces voy a su dormitorio—Me escabullí rápidamente hasta su cuarto, que era el único cuarto que había. Cuando entré me llevé una sorpresa excitante, sólo había una cama. Me dio una sensación de euforia y me puse el pijama inmediatamente, estaba muy feliz de saber que iba a dormir junto con el profesor. En el cuarto había un gran espejo frente a la cama y me contemplé. El pijama era muy ajustado y femenino, partiendo del hecho que es rosa, es de dos piezas. La parte de abajo es un short súper pequeño, se me encaja irremediablemente entre las nalgas y las hace lucir pomposas. Por otro lado la polera es muy suave. Me quedé otro rato sentado en la cama mirándome.
—No tenías para qué asustarte, después de todo estaba apunto de salir—Me aferró nuevamente por la espalda, pero ésta vez sentí el calor de su pecho más nítidamente, pues sólo se encontraba con una toalla amarrada al cinto.
—E-esto… lo siento profesor, no tenía idea que la puerta se encontraba abierta.
—Qué importa, no te preocupes—Me abrazó más intensamente—Este pijama es hermoso, te queda justo, y es tan suave…—sentí el bulto entre sus piernas de nuevo, la excitación era intolerable.
— ¿Usted cree? gracias profesor—mi tono evidenciaba nerviosismo, hasta pude oír una leve risa coqueta de su parte.
—Ven—cogió mi mano y me llevó hasta la cama, se sentó a mi lado. Esta vez pude darme cuenta realmente de lo macho que era, las partes más exquisitas de su cuerpo estaban a mi vista, bueno, menos una. Su pecho ya lo había visto antes, pero no sus muslos, involuntariamente me quedé embobado mirando su entrepierna.
—Te gustan mis piernas Alex, ven, toca—Sujetó mi mano derecha con la suya y la dirigió hacia su muslo. Cuando mi mano hizo contacto, temblé. Estaba tan duro y caliente, peludo como es habitual, típico de un macho recio como él. Comencé a acariciarlo lentamente, no me preocupaba ya de lo que hacía, mi mano subía cada vez más hacia su entrepierna.
—Profesor, sus piernas son bastante musculosas y calidas, los vellos me hacen cosquillas.
—Te gusta acariciarme, creo que te agradan los lugares duros y peludos ¿no?—Al decir eso hizo que me sonrojara, pero ya no me importaba que lo notara, mi cuerpo pedía ser poseído por semejante macho.
—Pues… si.
—Toca aquí—Llevo mi mano hasta su abdomen, no lo había notado antes pero tiene desarrollada esa área al igual que el resto de su cuerpo, una sensual hilera de vello brota desde su miembro hasta esa zona, es algo tan masculino, acaricié el lugar con tanta lujuria… la zona era ardiente, pues estaba próxima a su gran verga y los definidos músculos eran tan duros.
-Vaya que es agradable profesor…
—Pues tengo otra zona peluda y dura para ti Alex, preciosura—Sin darme cuenta su miembro se había alzado entre sus piernas, era gigante aunque todavía estaba cubierto por la toalla blanca. Quedé en shock por unos segundos y antes de recuperarme me sujetó con su descomunal fuerza y me besó salvajemente, sentí que mis labios se deshacían en los suyos, su lengua era tan grande que me llenaba la boca, apenas podía respirar.
—Ohh, profesor…yo…
—Sabes lo que soñé anoche Alex… que te hacía el amor, que entraba en tu culito tierno y poseía tu cuerpo. Desde hace tiempo que he deseado penetrarte y darte placer, me excitas tanto, cada vez que pienso en ti me pongo duro. Toca, querido, ven toca aquí—Aferró mi mano y la llevó debajo de su toalla, me miraba con lujuria y acercaba lentamente su rostro hacia mí, para besarme lentamente mientras me miraba fijamente con sus ojos verdes.
Una vez que llegué a su entrepierna, palpé inmediatamente su enorme trozo de pene, rodeado de vello.
—Ahhh profesor, es muy caliente y duro… es tan grande, ohh profesor usted me gusta mucho, me encanta.
—Está duro ¿verdad? ¿Ves lo duro que me pones cariño? es todo tuyo, precioso—Entonces se quitó por completo la toalla. Ahora podía comprobar visualmente lo exquisito que era su gran pene de hombre adulto, medía al menos veinte centímetros y era muy grueso, y venoso…
-Ahh profesor, qué hombre tan viril es usted, que pene tan grande profesor… nunca había visto un hombre tan exquisito como usted, tan musculoso y alto, tan cálido ¡lo adoro!—Lo besé impulsivamente con fiereza.
—Tócalo bebé, rózalo con tu manitas suaves, eso es…—Lo palpé nuevamente, ésta vez estaba aún más hinchado que antes, era lo mejor.
—Ahhh profesor, quiero probarlo por favor.
—Por supuesto mi niño, ven—Tomo mi cabeza mientras descendía hacia su pene, cuando me encontré frente a el, se me hizo agua la boca. Inmediatamente lo agarré y lo introduje de lleno en mi boca, era gigantesco por lo que me llenaba por completo, pero era tan delicioso, no podía parar de lamer.
—Ooooghhh cariño sí que eres bueno, tu lengua es aterciopelada, que sensación tan buena…. Ohhh ohhhh—sus masculinos gemidos de placer aumentaban mi excitación hasta niveles insospechados.
—Profesor por favor, ¡penétreme! ¡Quiero sentir su gigantesco pene de macho recio dentro de mi cuerpo!
—Claro que sí cariño, ven aquí, abrázame—Me agasajó y me besó, luego me tendió en la cama boca arriba, se metió entre mis piernas y luego puso la punta del glande rozando mi ano, la sensación era exquisita, el calor que irradiaba su miembro era intenso.
—Por favor profesor, entre en mi cuerpo ¡se lo suplico!
—Calma mi amor, quiero que me sientas bien—Entonces se montó sobre mí y me abrazó mientras enrollaba sus piernas con las mías. Tenía razón, la sensación era inmejorable.
—Oh profesor, siento la totalidad de su cuerpo de hombre musculoso y peludo rodeándome, me siento tan protegido, ¡Lo amo!
—Quiero ser muy tierno contigo mi niño—Comenzó a frotar sus pies contra los míos, y me tomo de las manos con dulzura, ambas sensaciones tenían el mismo factor en común, sentir sus pies y manos tan grandes y calidos me hacía sentir en el cielo. Acto seguido lo abracé fuertemente por la espalda.
—Profesor, amor mío, eres un hombre tan grande, me haces sentir tan protegido, tu espalda es tan ancha.
—Yo soy tu hombre, mi niño.
—Oh profesor, te amo—entonces volvió a acercar la punta de su verga hacia mi ano, yo estaba listo para recibirlo.
—Mi amor, te lo voy a meter ¿Estás listo?
— ¡Si!—En ese momento embistió contra mi e introdujo el gigantesco pedazo de miembro viril en mi cuerpo.
— ¡Aaaaaaaaaaaaah profesor, se siente tan bien! ¡Puedo sentirlo dentro, es enorme! ¡Siento como entra, la sensación de roce es exquisita! ¡Lo amo!
— ¡Ohhhh Alex!, eres exquisito por dentro, es muy apretado, se siente muy bien…. oh oh oh embestía cada vez más rápido contra mi, al mismo tiempo que sentía el roce de todo su pene en mi recto, su cuerpo musculoso, peludo y caliente rozaba el mío.
— ¡Aaaaaah profesor! ¡Que pene tan grande! ¡Usted es todo un hombre! ¡Y es tan caliente, lo puedo sentir!
—Ohhhh oghhhh cariño, ohhh que rico… Voy a hacer que te excites más mi amor, quiero que veas lo tierno que te ves mientras te hago el amor—Sorpresivamente y con una fuerza descomunal de hombrezote, me tomó entre sus brazos y se levantó de la cama, caminó y se sentó del otro extremo, frente al espejo.
—Profesor, ¿que va a hacer?
—Quiero que mires como penetro tu culito—inmediatamente me sentó sobre su pene y volvió a metérmelo, pero esta vez lo hizo lentamente, mientras veíamos el reflejo en el espejo. Estaba en lo cierto nuevamente, me excité enormemente.
— ¡Ahhh profesor! estoy muy excitado ¡penétreme más fuerte por favor!
—Ohhh ohhh qué rico cariño, esto es lo mejor.
— ¡Estoy tan feliz de haberlo conocido mejor, usted es el mejor profesor, es el macho más exquisito que existe!
—Oghhh ohhh mi amor estoy por acabar…
— ¡Yo también profesor, siento que se aproxima! ¡Por favor profesor eyacule dentro de mí!
—Ohhh sí mi amor, te lo prometo, te voy a llenar de mi leche.
— ¡Aaaaaaaaaaaaaaaa profesor! ¡Me vengo!
— ¡Oooooooooh Alex! ¡Te voy a llenar el culito de leche!
— ¡Aaaahhh es increíble, puedo sentirlo, el semen está llenándome profesor! ¡Su semen es tan calido, es muchísimo, siento como me llena, creo que voy a tener otro orgasmo! ¡Lo amo!
— ¡Ooooghhh si! ¡Gózalo mi amor! ¡Te amo!
Mientras oía sus gritos de placer, podía sentir los pálpitos de su gran pene dentro de mí y el semen que había depositado en mi cuerpo.
-Profesor, te quiero. Por favor quédese dentro de mí, quiero sentirlo lo mayor posible.
—Claro mi niño, lo tendrás cuando quieras, no olvides que ahora te pertenece.
—Abráceme.
Esa noche dormimos tiernamente arrimados, sentí el calor del gran cuerpo del profesor Benjamín durante toda la noche, rodeándome, protegiéndome. Sin duda, desde ahora Benjamín será el profesor más querido para mí

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